Capítulo 68.
A la mañana siguiente, el sonido de mi teléfono me hizo presionar los párpados con pesadez. Me molestaba el insistente chillido que me avisaba que tenía una llamada entrante, así que estiré mi brazo hacia la mesita de noche de mi lado y respondí.
—Jim... —mi voz se escuchaba más apagada de lo normal.
—Nere, ¿cómo estás? —me respondió muy animado, como siempre—. ¿Todavía duermes? Son casi las 12:00 del mediodía.
—¿Qué? —alejé el teléfono de mi oreja y achiqué los ojos al ver la pantalla. Jimmy tenía razón—. Mierda, creo que se me fue la mano descansando.
—¿Descansando o de conejos?
—¿Cómo crees? —me sonrojé al notar que Adrián dormía con su nariz pegada a uno de mis pezones. De repente, me sentí culpable de su agotamiento—. No es lo único que hacemos, Jim.
—Sí, claro —bufó—. Oye, tienes que encender el televisor más cercano. Están trasmitiendo la noticia del asesinato de Jesse. No es primera plana, pero están presentando como sucedieron los hechos.
—Está bien —agarré el control remoto que también se encontraba sobre la mesita de noche y encendí el televisor.
—Aly... —Adrián se removió por el ruido, pero no dudé en volver a pegarle mis pechos a su cara para que se calmara.
—¿Mi cuñado todavía está durmiendo? —preguntó Jimmy con cierta malicia.
—Eh... —carraspeé—. Sí, es que no ha dormido muy bien en estos días.
—Supongo —bufó—. ¿Ya estás viendo las noticias? Pensé que Jesse estaba loco, pero Amy se volvió más loca que él. Las cosas que pueden lograr causar la envidia y la codicia.
—Lo sé —solté un profundo suspiro al mirar como en la pantalla del televisor se reflejaba una foto de Jesse y otra de Amanda mientras informaban que se había escapado del país.
—No creas que ya podemos bajar la guardia, hermanita. Debemos tener mucho cuidado. Uno nunca sabe las cosas que pueden pasar y más con una loca como esa que también mató a su madre y a su padrastro.
Ellos no habían sido las mejores personas cuando se trataba de ella. Siempre discutían y se golpeaban para después regresar. Amanda siempre vivió en ese ambiente y aunque la ayudé desde que éramos niñas, al final pudo más su envidia que nuestra supuesta amistad, llevándola a todo lo que había hecho.
—¿Cuándo vendrás a recoger tus cosas? —me preguntó Jimmy.
—Pensaba hacerlo luego que pase lo de la graduación y todo eso. ¿Cómo se ha sentido mamá con el hecho de que ya me mudé con Adrián?
—Ya sabes como es ella. Está encantada, pero también nostálgica —reiteró—. Es normal que se sienta así cuando siempre te hemos tenido en casa. Hasta yo me siento de esa manera, pero prefiero que ya estés allá y te hagas cargo de la fortuna.
—Jim...
—O sea, que disfrutes de lo afortunada que estás siendo —corrigió—. De nuestros padres me encargo yo si se ponen muy tristes. Además, te visitaremos. Eso tenlo por seguro.
—Créeme, lo sé —enarqué la cejas al momento que culminó la noticia sobre el asesinato de Jesse para darle espacio al reportaje del virus MERS Recov-2—. ¿Has sabido algo de papá?
—Sí, habla con mamá cada vez que puede. Según ella, él ya se ha enterado de que te has mudado con Andy.
—¿En serio? —engrandecí los ojos y me removí sobre la cama—. ¿Y qué ha dicho? Él no me ha llamado para nada y eso es extraño. Siempre me llama para todo —una punzada de decepción se alojó en mi pecho—. Lo extraño muchísimo y ni siquiera se ha dignado en comunicarse conmigo para decirme que está bien. Son tiempos difíciles que estamos viviendo en cuanto a la pandemia que pronto afectará también a Puerto Rico y ni siquiera está en su casa a salvo.
—Lo sé, Nere. No te preocupes, ¿sí? Ya tendremos la oportunidad de hablar con él para que nos explique su repentina ausencia. Seguramente, tiene mucho trabajo. Ya sabes que trabajar para las bases militares no es nada fácil.
—Está bien —solté un leve suspiro.
—Aly, ¿con quién coño hablas? —Adrián abrió los ojos desde su posición, mirándome desde mis pechos—. ¿Es el plomero?
—"¿Plomero?" —añadió Jimmy al escuchar a Adrián.
—No, no es el plomero —puse los ojos en blanco—. Es Jimmy.
—Lo siento, Aly. Tendremos que cepillarnos los dientes en la bañera mientras ordeno a que llamen a un plomero.
—Hermanita, ¿qué pasa? —Jimmy preguntó con seriedad—. Si necesitan un plomero, podemos llamar al que fue a casa de nuestros padres cuando incendié la tubería del baño sin querer.
—Yo... —carraspeé—. No lo había pensado. Es que anoche se rompió el lavabo del baño de la habitación principal —le susurré al auricular—. Eran nuevo, pero parece que no era un material de calidad.
—¿¡Qué!? ¿¡Adrián y tú rompieron un lavabo!? —podía percibir como Jimmy se ruborizó al otro lado del teléfono—. Sí que tenía ganas de hacerlo.
—Jovencita... —Adrián se quejó y volvió a abrir los ojos junto a mis pechos.
—Ahora no, Wayne —agarré su cabello castaño con mi mano desocupada y metí uno de mis pezones en su boca para que hiciera silencio—. Duérmete, por Dios. Tú y mi hermano me exasperan de una manera increíble —me quejé, pero se quedó callado.
—Jim, por favor, no es el momento —retomé la llamada.
—¿Qué no es el momento? —bufó—. Me regañas por mis comentarios, pero eras tú la que estaba enganchada en un lavabo mientras te enterabas que Jesse era un cadáver —se rio—. Yo mismo llamaré al plomero y le daré la dirección de allá.
—Gracias, Jim —colgué la llamada con las mejillas calientes.
Suspiré con exasperación y cerré los ojos por algunos instantes. Tendría que acostumbrarme al hecho de que verdaderamente me había mudado con Adrián Wayne y de que romper un lavabo era lo de menos cuando se trataba de él.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano. Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...