Capítulo 14.

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Capítulo 14

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Capítulo 14.

Adrián tenía razón. En los tiempos que estábamos viviendo podía esperarse cualquier cosa. Sin embargo, sentía un poco de miedo. Temía por mis seres queridos y por el hombre que amaba con mi vida. Y aunque era una gran responsabilidad el hecho de que estuviese vinculado con la investigación de la vacuna para el virus MERS Recov-2, necesitaba saber todo lo que fuese necesario. No podía evitar seguir atando cabos.

—Últimamente, había sentido como si me estuviesen siguiendo —le dije sin preámbulos, pero él achicó los ojos ante lo que mi cabeza estaba ideando—. Hablo completamente en serio —recalqué—. La mayoría del tiempo sentía que me seguían. Especialmente, cuando me dirigía hacia el hospital. Lo que pasa es que de un momento a otro ese extraño presentimiento desapareció.

Adrián se ruborizó totalmente y carraspeó. De hecho, nunca lo había visto tan ruborizado como en el momento. Las lucecitas azules y amarillas que colgaban del techo me ayudaban a apreciar mucho mejor su expresión.

—¿Qué? —lo miré a los ojos y me senté sobre la cama, mientras que él seguía recostado sobre el respaldar—. No me digas que también sabes sobre eso...

—Puede —resopló y automáticamente sus ojos se dirigieron hacia mis pechos—. Hay una explicación para eso.

Ah, ¿sí? —el presentimiento de que él tenía que ver con esa situación creció en mí.

—Lo que sucede es que a veces yo... —se rascó la nunca y sus mejillas se sonrojaron mucho más—. Lo que sucede es que a veces yo le ordeno a Frankie que te vigile.

—¿¡Qué me vigile!? —me escandalicé.

—Sí —asintió con más decisión y esquivó mis ojos al mantenerse ruborizado—. Desde que Jesse se enteró de lo nuestro me he tomado la responsabilidad de brindarte protección de esa manera —alzó la mirada para tratar de convencerse así mismo—. Además, es lo más prudente para mi paz mental, ya que Amanda también andaba merodeando por ahí. Ya has visto en primera persona los sucesos con esa mujer. No volveré a dejar que te toque, aunque me lo pidas para resolver las cosas tú sola. No permitiré que ninguno te haga daño.

—Comprendo eso, pero... —negué con la cabeza—. ¿Tienes que ser tan exagerado?

—Protegerte no es una exageración para mí —enarcó las cejas—. Además, no podemos olvidar que una vez agentes de la OMS llegaron hasta aquí —me recordó con preocupación.

—Por cierto... —lo miré con más decisión—. ¿Me podrías explicar qué hacían los agentes de la OMS en este barrio aquella vez? —solté de repente—. Me habías dicho que buscaban a alguien que era de suma importancia en ese momento —le recordé.

—Sobre eso... —engrandeció los ojos, como si no pudiese encontrar las palabras idóneas para explicarme.

—Se trataba de ti o de tu padre, ¿cierto? —lo miré con ansias.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora