Capítulo 51.
Abrí los ojos con pesadez y parpadeé repetidas veces. Estuve inmersa en un profundo sueño, que por un momento olvidé lo que me había sucedido. Sin embargo, cuando recuperé la consciencia por completo, mi respiración se tornó agitada por los nervios que volvían a aflorar en mi sistema.
Miré a mi alrededor, pero el ambiente se encontraba totalmente oscuro. Podía sentir como mis manos estaban atadas desde mis muñecas, reposando sobre mis pechos. Sin mencionar que mis piernas también lo estaban. Mi corazón se aceleró por completo cuando caí en la cuenta de que todavía Jesse no me había asesinado.
«¡Estaba viva!».
Recordé que había preferido no haber hecho fuerza cuando Jesse me metió en la cajuela del carro, ya que había una posibilidad de que saliera con vida. Era el momento que más tenía que aprovechar si quería volver a ver a mis seres amados.
El ambiente silencioso se tornaba frío. Fue cuando me di cuenta de que me encontraba en el sótano de la casa de Jesse. Tenía que aprovechar la oportunidad de salir de donde estaba para escapar. Sin embargo, me sentía sumamente frustrada al sentir que los nudos que ataban mis manos y pies estaban bien ajustados. Por suerte, no estaba amordazada ni vendada, así que había comenzado a mirar a mi alrededor con atención.
Cuando me di cuenta de que justo a mi lado se ubicaban la lavadora y la secadora, intenté levantarme como pude, usando toda la fuerza que tenía, ya que sentía pesadez en mi cuerpo y una fuerte jaqueca. Parpadeé repetidas veces cuando traté de respirar pausadamente, ya que el instinto de supervivencia se apoderó de mí.
Cuando logré ponerme en pie, miré a mi alrededor con más detenimiento, buscando cualquier cosa que estuviera a mi alcance para poder liberar mis manos. Sin embargo, no encontraba nada que pudiese ayudarme. Sentía que se me acababa el tiempo en cada segundo que transcurría.
De repente, me tensé cuando escuché como los pasos de Jesse se dirigían hacia donde me encontraba. Miré a mi alrededor una vez más, pero no tenía escapatoria o donde pudiese esconderme.
«Mierda, ya no había tiempo», pensé cuando lo escuché hablar por teléfono.
Sin tener más opciones en el momento, decidí regresar a mi posición inicial, acostándome sobre el suelo justo como me había despertado, ya que quizá era la única manera de que yo pudiese ganar un poco de tiempo.
—Al menos el secuestro sigue bajo control —lo escuché decir mientras se acercaba cada vez más—. Espero poder matarla antes de tener a la policía aquí preguntando por ella.
Tragué saliva con dificultad al escuchar sus palabras, pero tenía que intentar mantener la calma y el pulso si quería continuar haciéndome la desmayada.
—De hecho, ya la fosa está lista —continuó diciendo, pero cuando abrió la puerta del sótano, cerré los ojos de sopetón—. Amanda, ¿podrías dejarme en paz hasta que todo esto pase?
Podía sentir como mi corazón latía violentamente en mis oídos, mientras que Jesse hablaba con Amanda. Mis cinco sentidos estaban en total alerta, pero no podía evitar pensar que ella era más perra de lo que creía, ya que sabía lo que él quería hacerme.
—Nere, no ha despertado todavía —Jesse le informó al empujar mi cuerpo con su pie—. Tuve que dormirla con cloroformo para que dejara de llorar y de quejarse. Aprovecharé que sigue inconsciente y la prepararé para mí.
—¡No me importa si ha despertado o no, Jesse! —Amanda le gritó cuando él activó el alta voz del teléfono—. ¡Haz lo que tengas que hacer y mátala de una jodida vez! ¡Si yo hubiese estado en tu lugar, ya lo hubiera hecho sin pestañear, maldito cobarde!
—¡No me digas lo que tengo que hacer! —Jesse le gruñó—. Además, no puedes volver a llamarme hasta que todo esto termine. Cuando yo cuelgue, voy a borrar la lista de llamadas.
—¡Está bien, pero ya acaba con la vida de esa estúpida! ¿¡Qué tan difícil puede ser eso!? ¡Si no lo haces tú, iré yo misma a hacerlo!
—Adiós, Amanda —Jesse colgó la llamada, pero podía sentir como observaba mi cuerpo inmóvil.
Caminó unos pasos por encima de mí y colocó algo sobre la lavadora. En ese momento, pensé si lo mejor sería luchar contra él o ganar más tiempo para poder escapar. Sin embargo, cuando él salió del sótano y cerró la puerta, me sentí un poco aliviada.
Cuando abrí los ojos y me levanté del suelo con dificultad, me di cuenta de que Jesse había dejado una caja de cartón sobre la lavadora. Esta contenía algunas cosas: ropa interior de encaje, más cuerdas, cinta adhesiva, más sustancia de cloroformo, una extensa bolsa negra, un edredón, una sábana y un cuchillo.
«¡Un cuchillo!».
Comencé a respirar con nerviosismo, ya que necesitaba desatarme como fuese posible para poder escapar antes de que Jesse regresara. Agarré el cuchillo con mucha dificultad e intenté cortar las cuerdas sobre mis muñecas. Me estaba resultando imposible lograrlo, ya que casi no podía ejercer la presión necesaria para romper el material. Sin embargo, me congelé por un momento al escuchar como Jesse volvía a acercarse al sótano.
Todavía tenía que continuar moviendo el cuchillo una y otra vez para cortar por completo las cuerdas. Necesitaba hacerlo. Tenía que sobrevivir a lo que me estaba pasando. No quería morir de una forma tan injusta. Cuando escuché que giró el pomo de la puerta, no tuve más remedio que pensar en atacarlo como fuese posible. No había de otra.
«Nere, era el momento o nunca».
Sin embargo, Jesse maldijo por lo bajo al olvidar algún detalle y volvió a alejarse de la puerta sin abrirla por completo. Cuando noté que el silencio apremió el ambiente, no pude evitar sentirme ansiosa al ver una posible escapatoria.
Volví a mover el cuchillo una y otra vez, sintiendo como los músculos de mis muñecas se tensaban por la fuerza que ejercía para cortar las cuerdas. Ahogué un quejido al lastimarme sin querer con el puntiagudo utensilio. Aun así, no le di importancia a esa nimiedad. Tenía que salir cuanto antes.
Al lograr cortar las cuerdas de mis muñecas, también corté las que rodeaban los tobillos de mis pies. Luego me dirigí hacia la puerta del sótano que se encontraba entreabierta y miré en diferentes direcciones del pasillo donde se ubicaba el lugar. Cuando me percaté de que Jesse no se veía por el área, decidí avanzar hasta la puerta principal de la casa para salir corriendo a pedir ayuda. Sin embargo, cuando me acerqué e intenté abrirla, me di cuenta de que estaba cerrada con llave.
«Maldita sea», me quejé mentalmente al presionar los labios.
Decidí caminar sigilosamente hasta la puerta trasera de la casa, en donde se ubicaba la terraza y el jardín.
«Era mi oportunidad», corrí hacia el exterior como alma que se llevaba en diablo.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano. Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...