(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano.
Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...
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Capítulo 7.
(Adrián).
No me gustaba para nada que el doctor Yanius creyera que se estaba aprovechando de la situación en cuanto a mi chica. Sin embargo, tenía que mantener la paciencia y el control si quería salirme con la mía en el momento indicado.
«Todo sea por un fin», pensé.
Mi mano derecha, Alba Garret, no se perdía de vista lo que claramente ocurría en nuestras narices. Aun así me tomé el atrevimiento de pedirle que me acompañara por una copa de vino, porque la necesitaba de verdad. Nos detuvimos en una lujosa cantina donde también servían las bebidas.
—¿Es mi imaginación o el doctor Yanius está interesado en restregarle en la cara que la novia de usted lo acompaña? —bufó Garret.
Sonreí con cierta sorna, porque era lo que yo quería hacerle creer, cuando la realidad era que solo me tomaba mi tiempo para otro momento morboso con Alysha. Es decir, desde que ella me lo informó y yo no puse ninguna objeción en que el doctor Yanius la acompañara, ya había tenido en mente como quería divertirme con la situación.
—Eso parece —me hice el desentendido cuando le di un sorbo a mi nueva copa de vino, buscando a mi chica desde mi posición, ya que no la quería perder de vista en ningún momento.
—"¿Eso parece?" —Garret bebió de su copa de vino—. Claro que no parece. Es lo que está pasando —me corrigió, como si realmente yo no fuese consciente de lo que sucedía.
Puse los ojos en blanco y continué sonriendo. Sinceramente, no podía evitar hacerlo, porque Alba me conocía muy bien.
—Y por la forma en la que se está tomando todo esto, joven Wayne, diría que piensa salirse con la suya —enarcó las cejas.
—¿Cómo lo...
—¿Qué cómo lo sé? —me interrumpió—. Por favor, Wayne. ¿Cómo no voy a conocer a mi jefe mejor que nadie? Llevo años soportando sus manías. Fallaría como su empleada y su mano derecha si no conociera los problemas que usted causa con el privilegio de la belleza que tiene.
—Todavía me sigue sorprendiendo, Alba —le di un gran sorbo a mi copa de vino, observando como el doctor Yanius sujetaba con ímpetu la cintura de mi novia.
—Pues me ofende, Wayne...
—No me haga despedirla —me encogí de hombros.
—Con que me haya aumentado el sueldo es más que suficiente —brindó conmigo y nos terminamos nuestras copas de vino como si no hubiese un mañana.
«Ya casi estamos listos», mi oscuro angel ya me estaba incitando a buscar lo que era para mí.
—Hijo, ¿todo en orden? —me preguntó mi madre cuando se acercó junto a mi padre.
