Capítulo 23.
Tenía que admitirlo, estaba muy nerviosa. Era la primera vez que compartiría junto a mis suegros y sus más allegados en una cena familiar. Después que Adrián estacionó el carro junto a los demás —incluyendo los vehículos de los invitados—, salió del Audi R8 y lo rodeó para abrirme la puerta. Una vez que sujeté su mano y salí de este, miré a mi alrededor y aprecié el ambiente. Hermosos jardines decoraban la extensa y rústica propiedad. La fresca brisa del invierno era muy exquisita en el lugar.
—Qué casa tan preciosa, Andy —sonreí al continuar observando a mi alrededor—. Aquí debiste ser muy feliz —me acerqué a él y lo miré a los ojos.
—Sí, tienes razón. Aquí pasé buenos momentos junto a Marcella y Andrés. De eso no puedo quejarme en lo absoluto —sonrió con curiosidad cuando me vio muy encantada con el lugar—. ¿Por qué presiento que estás demasiado emocionada con esto?
—Es que desde aquí se pueden escuchar las olas de la playa. El mar está cerca —sentía mucha ilusión.
—De hecho, aquí también la playa está muy cerca —achicó los ojos al analizarlo con más detenimiento—. ¿Sabes? Ahora que lo mencionas, me he dado cuenta de que siempre he vivido cerca del mar. Al menos desde que Marcella me adoptó junto a Andrés —asintió para sí mismo y me dedicó una mirada divertida, aunque se mantenía curioso—. No se me olvida que una vez me dijiste que soñabas con vivir cerca del mar, Aly.
—Así es. El mar me transmite paz y... —me encogí de hombros—. No sé, vivir cerca de este es algo que siempre he querido.
Adrián se mantuvo callado por algunos segundos que me parecieron eternos. Luego soltó un suspiro y me miró con más seriedad, como si estuviese sopesando algún asunto en sus pensamientos.
—Creo que eso ya se te puede cumplir, ¿no crees? —me miró a los ojos fijamente, sin parpadear ni una sola vez—. No me he retractado en cuanto a lo que te dije una vez, sobre que cuando te graduaras de medicina general te mudaras conmigo. Y cuando digo que te mudes junto a mí, me refiero a que ocupemos la mansión —carraspeó y lo noté bastante nervioso—. No sé mucho sobre relaciones estables, pero he aprendido en la medida de lo posible y con el pasar del tiempo. Y tal vez... —tragó saliva y tomó bocanadas de aire antes de proseguir—. Tal vez tú y yo podamos comenzar un hogar en mi casa.
—Andy, yo...
—Hasta tendrás el mar en tus narices —me interrumpió, aunque también se mostraba ruborizado—. Podrás ir a la playa cada vez que te plazca, porque literalmente es parte de mi propiedad. Además, pronto llegarán los resultados de tu examen de revalidación y estoy completamente seguro de que has aprobado. Así que quizá no es mala idea que ya vayas pensando en mudarte conmigo, Aly.
No pude evitar reír por la emoción y por el nerviosismo que me causaban sus palabras. Lo abracé de sopetón y podía sentir como ambos temblábamos por el momento emotivo. Ni siquiera podía disimular en mis expresiones faciales que su petición me hacía muy feliz.
—¡Claro que me mudaré contigo, mi amor! —sujeté sus mejillas y me fijé en como sus ojos brillaban con ilusión al mirar fijamente los míos—. ¿¡Cómo voy a rechazar mudarme con el hombre que amo!?
Adrián me devolvió el abrazo y me elevó en el aire, haciéndome girar en el acto.
—Está bien —me sonrió con ilusión—. Luego de tu graduación y después que la situación del virus mejore un poco en la medida de lo posible, te mudas conmigo. Así tendrás tiempo suficiente para prepararte y para decirle a tu familia.
—Me parece bien, Andy —posé un tierno beso sobre sus labios.
En ese preciso momento, mis suegros salieron por la puerta de la casa y se dirigieron hacia nosotros. Me ruboricé de inmediato cuando me di cuenta de que vinieron a recibirnos personalmente.
—Mi pequeño príncipe, me alegra que hayas venido —Marcella lo abrazó con entusiasmo y posó un beso sobre su mejilla.
—También me alegra que estés aquí con nosotros, hijo mío —mi suegro lo abrazó y luego me miró con más familiaridad—. Estamos emocionados con el hecho de que nos hayas traído a nuestra nuera.
Bajé un poco la cabeza cuando sus padres me sonrieron con amabilidad. La señora Marcella no dudó en regalarme un abrazo lleno de emoción. Sin embargo, el doctor Andrés Wayne me saludó más formal, aunque sus ojos reflejaban amabilidad.
—¿Qué es eso, mi pequeño príncipe? —preguntó Marcella al señalar el Audi R8 con impresión.
—Un carro —Adrián se encogió de hombros, pero no pude evitar poner los ojos en blanco.
—Eso ya lo sé —le respondió Marcella bastante escandalizada—. Quiero decir que es como el vigésimo vehículo que compras.
—Mamá, no exageres —Adrián puso los ojos en blanco y sujetó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos—. En realidad, es el sexto. Además, ahora será el quinto, ya que le regalé uno de ellos a Alysha —me miró con la seriedad que lo caracterizaba—. Hubo un pequeño percance y se quedó sin vehículo —se encogió de hombros, restándole importancia a lo que sucedió con Amanda en las afueras de mi hogar—. Debo mencionar que ella lo merece. Pronto es la graduación y estoy seguro de que necesitará continuar desplazándose para hacer la residencia —podía percibir como él se pavoneaba de orgullo por mí.
—Me parece excelente que quieras apoyar a una mujer tan inteligente como lo es la señorita Doménech —su padre asintió al entrelazar su brazo con el de Marcella—. Puedo dar fe de que es una estudiante tenaz y brillante —nos sonrió—. Pero continuemos hablando adentro. No hagamos esperar más a los invitados —nos invitó a pasar y los seguimos.
Con cierto disimulo, respiré hondo y me mostré más decidida al mantener mi brazo entrelazado junto al de Adrián.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓
Storie d'amore(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano. Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...