Capítulo 69.

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Capítulo 69

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Capítulo 69.

Cuando Adrián y yo nos levantamos de la cama, nos duchamos y, por supuesto, nos cepillamos los dientes en la bañera estilo jacuzzi. Luego peiné mi cabello y me hice una coleta mientras aún vestía una bata de baño.

Cuando decidí dirigirme hacia el extenso armario, me di cuenta de que nuestras cosas se encontraban acomodadas en perfecto orden. Todas las piezas de ropas estaban ordenadas por colores y tamaños al igual que los accesorios. En una pared se localizaban todas sus cosas y en la otra se ubicaban las mías.

Intentando evadir el hecho de que todo lo había comprado Adrián para mí, busqué qué ponerme lo antes posible. Cuando me decidí por unos shorts y una blusa ceñída a mis pechos que mostraba mi ombligo, me dirigí hacia la cama.

Me quedé congelada con las piezas en mis manos al percatarme de que sobre el colchón reposaba la acojinada caja azul cielo que estaba llena de artefactos sexuales. Parpadeé repetidas veces con la boca entreabierta y automáticamente estudié el ambiente a mi alrededor. Nadie se encontraba en la habitación, así que supuse que Adrián había salido por las puertas corredizas para atender una de sus tantas llamadas.

Aunque la puerta de la habitación ya estaba abierta, me sobresalté un poco al escuchar que Margarita tocó varias veces, avisando que iba a pasar. Me ajusté la bata de baño lo más que pude y me abracé a mí misma. Intentaba acostumbrarme a mi nuevo hogar.

—Señorita Doménech, les he preparado un brunch —me informó al caminar hacia las puertas corredizas de cristal—. Como hoy se han despertado después del desayuno, creí que lo más ideal sería preparles alimentos que contengan elementos del desayuno y almuerzo.

—Claro, gracias —carraspeé—. Iré en un minuto.

Margarita asintió y salió hacia el balcón que se localizaba frente a la playa, donde había una mesa con dos asientos. Achiqué los ojos cuando me percaté de que hablaba con alguien. Suponía que era Adrián, aunque no lo podía ver desde mi posición. Me vestí lo más rápido que pude, antes de que ella regresara. Luego la ama de llaves regresó a la habitación, despidiéndose de mí con un gesto de cabeza.

—Aly, ¿qué estás haciendo? —Adrián se asomó entre las puertas corredizas con uno de sus teléfonos sobre su oreja—. Ven, tienes que comer.

—¿Tú trajiste esto? —señalé la acojinada caja azul cielo con un gesto de cabeza.

Asintió, mirándome con seriedad mientras escuchaba lo que le decían al otro lado del teléfono.

—Tengo planes para ti —me dijo por lo bajo y me dio la espalda para continuar hablando por teléfono.

«Oh, fantástico. Él pensaba continuar metiéndome cosas por la vagina y por el ano», pensé con sarcasmo, porque aunque el mundo estuviese pasando por una crisis como sucedía, no dejaba de ser hipersexual.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora