Capítulo 47.

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Capítulo 47

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Capítulo 47.

Los días continuaron pasando, pero todavía mi padre y Adrián no habían regresado de sus respectivos viajes. Sin embargo, había aprovechado la espera de volver a verlos para concentrarme en las rondas del hospital y estudiar para el examen de admisión a una posible residencia en cirugía general.

Los exámenes de residencia los habían ofrecido en el hospital, como todos los demás. Incluso, mis amigos también tuvieron la oportunidad de prepararse para tomarlos, ya que ellos también estaban muy interesados en ejercer alguna especialidad en algún momento.

Así era mi vida de atareada; un día estudiabas para licenciarte como médica y todavía no habías asimilado bien ese hecho cuando ya habías tomado un examen para especializarte en cirugía general. Fueron muchos años de esfuerzo y sacrificio, pero creía que al final estaba viendo los resultados.

Evidentemente, Adrián estaba al tanto de cada uno de mis pasos en cuanto a mi carrera médica, aunque él no interfería en ningún momento gracias a mi insistencia de querer hacer las cosas por mis propios méritos. Siempre me escribía con su difícil humor que si yo hubiese cedido ante su poder profesional, las situaciones serían más sencillas para mí. Sin embargo, quería darme el gusto y el placer de hacerlo por mí misma, así que no tuvo más remedio que dejarme ser. Solo esperaba obtener una buena puntuación para ser parte de su equipo.

Además, si lograba obtener dicha puntuación para acceder al Departamento de Cirugía General, tendría que asumir que lo vería todo el tiempo y que sería mi mentor en todo momento. Estaba segura de que a él no le molestaría para nada ser una de tantas cosas más en mi vida.

Había sido mi amigo de años, también el que me había desvirgado sin ningún pudor cuando aún yo pensaba que llegaría virgen al altar con un vestido de novia, probablemente también sería mi mentor en el Departamento de Cirugía General y mi jefe en su totalidad si se convertía en el dueño absoluto del «Hospital General de Puerto Rico».

«¿Es que él podía ser más de lo que ya era en mi vida?». Fue lo que pensé al apagar el televisor de mi habitación con pesadez, ya que estaba harta de ver tantas noticias sobre el virus MERS Recov-2 sin tener a mi novio de regreso.

Lo único que me mantenía tranquila era que mi padre se encontraba en otro lugar muy lejano al problema y que Adrián era cuidadoso y meticuloso, a pesar de que estaba metido de lleno en la jodida situación.

Cuando miré mi teléfono por enésima vez, me percaté de que eran casi las 12:00 del mediodía y de que también Adrián no se había comunicado conmigo en el día. Desde la noche anterior no sabía de él. Sin embargo, para calmar la intranquilidad que eso me estaba provocando, decidí continuar leyendo el libro que alguna vez me regaló: "Anna Karenina". Prácticamente, ya me había devorado casi toda la novela.

Me recosté sobre la cama y abrí el libro en la página que me había quedado, a punto de terminarlo. Sonreí para mí misma al pensar que Adrián se pondría muy feliz cuando supiera que por fin me había tomado la tarea y la paciencia de leer una novela tan extensa como la que me había obsequiado cuando era más joven. Probablemente, estaría orgulloso de mí, como siempre. De tan solo pensarlo, causó que me mordiera el labio inferior con emoción. Honestamente, ya extrañaba su imponente personalidad y sus perversiones.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora