Capítulo 52.

18.1K 2K 518
                                    

Capítulo 52

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 52.

Corrí tan deprisa y asustada, que de repente caí en un hoyo de unos ocho a nueve pies de profundidad. Por la desesperación de querer escapar, no me había fijado que había una fosa en el jardín de la casa. Acaricié mi nuca, ya que todavía me dolía gracias al golpe que me había propinado Jesse con el cabo de la pistola.

Intenté levantarme y escalar a través de la tierra fresca, pero cuando volví a caer sentada, me percaté de que bajo mis piernas habían varias bolsas acomodadas que no me permitían ponerme en pie por completo.

«¿Pero qué es esto?». Fue lo que pensé mientras sacudía mis manos.

Achiqué los ojos cuando me percaté de que una de las bolsas tenía un pequeño agujero. Al parecer, se había roto con mi caída. Cuando me acerqué para observar lo que era con más detenimiento, un mal olor acompañó al terror que se había apoderado de mí. Comencé a temblar al darme cuenta de que bajo mis piernas habían cadáveres descompuestos.

—¡Ay, no! ¡Dios mío! —como pude, volví a levantarme sobre las bolsas e intenté escalar por la tierra húmeda—. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! —un ataque de pánico se apoderó por completo de mi sistema y comencé a llorar con impotencia y miedo—. ¡Por favor, ayúdenme! ¡Necesito ayuda! ¡Me han secuestrado! ¡Me van a matar!

De repente, mi teléfono comenzó a sonar. Estaba tan concentrada en querer escapar, que había olvidado que lo traía en el bolsillo de mi pantalón. Con las manos temblorosas y llenas de tierra, comprobé que era una llamada de Andy. Sonreí nerviosa y esperanzada al ver el nombre.

«Quizá él no se encontraba en el país para poder ayudarme, pero al menos él podía avisarle a la policía lo que me estaba pasando».

Estaba a punto de responder la llamada de Adrián cuando de repente Jesse agarró mi cabello con fuerza. Me había atrapado en mi intento de escapar.

—¡Casi te me escapas, maldita! —tiró de mi pelo, sacándome con enojo y esfuerzo.

—¡No! ¡Déjame en paz! ¡Suéltame! —sujeté sus manos, ya que el agarre me mortificaba y aumentaba mi jaqueca—. ¡Eres un asesino! ¡Eres un desquiciado y un egoísta! ¡Me das asco!

—¡Cállate, perra inútil! —me quitó el teléfono y abofeteó mi rostro con fuerza—. ¡Nada de esto tenía que pasarte a ti, pero te lo buscaste por ser una puta! ¡Te lo mereces! —volvió a golpear mi cara, haciendo que mi labio inferior sangrara—. ¡Meterte con Andy nunca debió ser una opción! —agarrándome del cabello, me llevó a rastras hacia el interior de la casa—. ¡Eres una cualquiera y una infeliz! —me tiró al suelo con fuerza.

Mi cabeza chocó contra una pared, mis muñecas dolían por el corte de las cuerdas y mi labio inferior sangraba. Sin embargo, no pensaba darme por vencida. Tenía que enfrentarlo y huir. Me abalancé sobre él y comencé a golpearlo con las fuerzas que me quedaban, pero comenzó a reírse en mis narices.

—¿En serio crees qué puedes conmigo, Nere? —tiró de mi cabello con fuerza y me agarró el cuello, elevándome con una mano—. Morirás por comportarte como una puta con ese malnacido.

—Suelta... —comencé a quedarme sin aire cuando presionó mi garganta.

—¿Qué dices? No te entiendo, Nere —se reía de mí al ver como me ahogaba con su agarre.

—Su-Suéltame... —sentía que mi garganta estallaría si no me soltaba de una vez.

—¿En serio has creído que por convertirte en una médica de renombre, dejaría que ese hecho me humillara como lo hizo Andy cuando tuvo las oportunidades de restregármelo en la cara? —se rio frenéticamente—. Solo eres y serás una doctora de quinta —bufó al apretar mi cuello mucho peor—. Tienes de doctora lo mismo que de puta.

—Su... —ya no podía respirar. Sentía que no llegaba el aire a mis pulmones—. Suéltame, por favor...

—Como quieras —me soltó de sopetón y caí al suelo al toser sin parar mientras mis lágrimas rodaban sobre mis mejillas.

Me arrastré sobre el suelo, mirando a lo lejos mi única escapatoria. Perdía las esperanzas y sentía que ya no viviría para contarlo. Jesse comenzó a patear mi cuerpo repetidas veces, causando que escupiera sangre. Probablemente, me había roto algunas costillas. Mi cuerpo temblaba de tanto dolor que soportaba. Luego se inclinó sobre mí y sujetó mi quijada con fuerza para que lo mirara a los ojos.

—¡Esta vez tu querido Andy no podrá ayudarte, Nere! —abofeteó mi cara un par de veces más—. ¡Siempre estuvo de entrometido como un perro faldero, vigilando el culo de la mujer que debió ser mía para siempre!

—Nu-Nunca fui tuya... —mi tos llena de sangre le dieron indicios de que me estaba ahogando con el líquido—. Mátame si quieres, pero jamás seré para ti. El único hombre que amo y amaré por el resto de mi vida es Andy.

—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! —se levantó de sopetón y volvió a patearme una y otra vez— ¡Eres una puta barata! ¡Maldita perra! ¿¡Cómo te atreves a restregármelo en la cara en tus últimos minutos de vida!? —agarró mi cabello y volvió a llevarme a rastras hasta el sótano—. ¡Pero ahora sabrás con quién debiste acostarte desde un principio!

Aunque no tenía fuerzas para seguir luchando, mi corazón no dejaba de latir con insistencia. Sus siguientes intenciones comenzaron a darme asco. Como me sentía mal herida y cansada, él aprovechó para quitarme la ropa pieza por pieza.

—¡No! ¡No! ¡No! ¡Por favor, no! —grité con desprecio y asco. Mis lágrimas no dejaban de rodar sobre mis mejillas manchadas de sangre.

—¡Quédate quieta, maldita sea! —me gritó y ató mis manos—. ¿¡Estas no son las cosas que haces con ese hijo de puta!? —bufó con rabia y comenzó a atar mis piernas—. ¿¡No te gusta que te traten así de duro!? ¡También lo disfrutarás conmigo, Nere!

—¡Mátame de una vez! —mi llanto era ensordecedor—. ¡Prefiero morir antes de que me toques! —escupí con desprecio—. ¡Te odio, Jesse! ¡Eres un asco!

—Puedo entender que ese hijo de puta me haya traicionado por ti —intentó acercar sus manos hacia mi cuerpo desnudo—. Eres jodidamente hermosa por donde se te mire.

—¡No me toques, jodido cerdo! —grité entre un llanto desesperado—. ¡Me das asco!

—Si no te comportas y no mides tus palabras, tendré que amordazarte.

—¡Muérete, cabrón! —escupí sangre y saliva en su cara.

—Tú lo has querido —Jesse volvió a abofetear mi cara y no dudó en buscar la cinta adhesiva que estaba en la caja—. Andy te habrá desvirgado y te lo habrá hecho una y otra vez, pero yo seré el último hombre con quien vas a estar —me amordazó y comenzó a quitarse la ropa.

No sabía si podía soportar que me violara. No quería que otro hombre me tocara si no era Andy. Necesitaba que me matara de una vez y por todas, porque no creía poder aguantarlo.

En ese momento, recordé en un pestañeo todos los momentos íntimos y hermosos que tuve con Adrián. Cada uno era mejor que el anterior, sin dejar de imaginar una vez más aquellos ojos claros que siempre estuvieron para mí.

«Andy, mi ojitos bonitos, perdóname. En mi mente y en mi corazón siempre serás el único hombre. No sufras más por mí, te amo».

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora