Capítulo 101.
Adrián sujetó sus veintidós centímetros de virilidad y no dudó en presionar su glande contra la abertura de mi sexo empapado. No pude evitar gemir con gusto ante el placer que me provocaba su acción, a pesar de que estaba atada con los brazos estirados.
—Así me gusta, que estés preparada para mí en todo momento —susurró en mi oído con la voz ronca, mientras que ambos disfrutábamos del contacto de nuestros sexos—. Muévete, para tu hombre —palmeó con fuerza una de mis nalgas, causando que me moviera una y otra vez como él tanto quería.
—Ah, sí, sí, sí... —gemía con descaro cuando sus movimientos se acoplaron con los míos—. ¡Más, por favor! —gruñí con desesperación al escuchar como él jadeaba entre cada estocada. Escucharlo tan afectado me estaba volviendo loca.
—Pídeme que te dé más duro, bebé —gruño al penetrarme una y otra vez con más rudeza—. Qué me lo pidas —tiró de mi pelo al posar sus labios sobre mi oreja. Sin embargo, sonrió con arrogancia cuando sintió que estaba chorreando entre mis piernas—. Así que te gusta duro —susurró en mi oído al bajar la intensidad de sus movimientos.
—Andy, por favor —gimoteé con desesperación, sintiendo como me torturaba de placer la exquisita presión que me causaba su miembro.
Mordió mi hombro un par de veces mientras su pene entraba y salía con lentitud. Estaba calmando sus ansias de derramarse en mi interior. Conociéndolo, no íbamos a terminar rápido.
***
Luego de media hora torturada de puro placer, no dudó en sacar su miembro de mi vagina con la intención de introducirlo en mi ano con lentitud, presionando su glande contra la abertura hasta que poco a poco la zona prohibida fue dilatando. Honestamente, ya estaba acostumbrada a recibir sexo anal de su parte. Mi confianza con él en el aspecto sexual había sobrepasado los límites, así que solo me limitaba a disfrutar sin rechistar.
—Dios, bebé —Adrián jadeó con gusto en mi oído cuando comenzó a moverse—. Tu culo es mío, solo mío —tiró del lóbulo de mi oreja, causando que yo llegara al orgasmo con tan solo esa maldita acción—. ¿Es qué piensas seguir viniéndote? —sujetó mi quijada con fuerza y me hizo mirarlo a los ojos, a pesar de que no estaba del todo consciente.
—Sí —lo desafié, a pesar de que, literalmente, estaba atada de manos—. Si es para ti, sí.
De repente, sacó su miembro de mi ano y volvió a introducirlo en mi vagina. Luego lo extrajo de mi sexo y volvió a poseer mi culo, repitiendo el abrumante y delicioso patrón. Me estaba volviendo loca con esa acción. Maldita sea, me encantaba que me hiciera eso, aunque conllevara riesgos. Sin embargo, suponía que luego hablaríamos sobre eso.
ESTÁS LEYENDO
MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓
Romansa(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano. Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...