Capítulo 13.
Adrián y yo estábamos acostados en mi cama mientras las sábanas caían sobre nuestras caderas. Prácticamente, la desnudez de los dos estaba casi expuesta en el ambiente de mi habitación. Ni siquiera habíamos vuelto a tener sexo. Más bien, disfrutábamos de nuestra intimidad con sumo gusto y confianza. Nos alimentábamos de la paz y tranquilidad que nos transmitíamos.
Estaba casi sobre su cuerpo, con mi cabeza sobre su pecho mientras jugaba a entrelazar mis dedos con los suyos una y otra vez. Podía sentir su corazón latir y su cálida piel adherida a mi mejilla. Me resultaba de lo más alucinante sentirme correspondida por el hombre que amaba con todas las fuerzas de mi alma. Y con mucha más razón cuando tuve que luchar con sus demonios para tenerlo y que se abriera a mí de la manera que lo hacía.
—Ahora estás muy callada —me dijo Adrián en un tono relajado al acariciar mi hombro con la yema de sus dedos.
—A veces crees que soy una impertinente cuando hablo y pregunto demasiado —sonreí al continuar jugando con sus dedos—. Ahora dices que estoy muy callada.
—Todavía lo pienso y lo pensaré, pero ya me estoy acostumbrando a lo escandalosa que sueles ser.
—Sé que me dijiste que me hablarías con más detalles sobre el asunto del virus cuando estuviésemos en la cama, pero me he limitado a no preguntarte hasta que tú quisieras decírmelo —suspiré con armonía.
—Admito que me tienes sorprendido. El hecho de que ahora te tomes mis asuntos con más calma me sorprende —posó un beso sobre mi cabeza—. Para ser sincero, valoro mucho que siempre pongas de tu parte para lo nuestro.
Elevé un poco la cabeza y lo miré a los ojos.
—Y más aún... —reflexionó antes de continuar hablando—. Valoro mucho que siempre pongas más de tu parte que yo mismo, aunque a veces me cueste cooperar. Eres una mujer maravillosa y fuerte en todos los aspectos —sus ojos destellantes mostraban dulzura—. ¿Qué? ¿Pensaste que no me daba cuenta de todo eso? —enarcó las cejas—. Aly, yo sé lo mucho que te has jodido para que hayamos llegado a este punto —me aseguró—. Y estoy muy agradecido —sin esperarlo, acercó sus labios hasta los míos y me besó.
🔹
Mirábamos las lucecitas azules y amarillas que colgaban en el techo de mi habitación cuando estuvo dispuesto a contarme sobre el asunto del virus.
—Mi padre trabaja para la Organización Mundial de la Salud desde hace muchísimo tiempo. Es decir, no solo estudió y trabajó duro para convertirse en uno de los mejores epidemiólogos de Puerto Rico y Estados Unidos, sino que gracias a sus años de dedicación, logró unirse a la OMS para trabajar con ellos y ofrecerles sus servicios. Sin embargo, el MERS Recov-2 ha sido el caso más intenso con el cual ha estado trabajando junto a la organización.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano. Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...