Capítulo 104: Final.

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Capítulo 104: Final.

Definitivamente, no podía reconocer a la mujer que miraba fijamente en el espejo. Sí, era yo con el majestuoso vestido negro que Kenneth me había obsequiado para que lo usara en la graduación. Su corte sensual, elegante y entallado hacía que mis pechos, mi cintura y mis caderas resaltaran. Sin contar que la tela de la hermosa pieza se abría a la altura de una de mis piernas, haciéndome lucir más esbelta de lo que realmente era.

Los tacones que Gloria me había regalado le hacían juego al collar con el dije del caduceo de Hermes y a la pulsera de diamantes con la Hello Kitty —el rastreador—, que Adrián me había concedido. En cuanto a los pendientes, utilizaba unos que mi madre me había regalado y que combinaban muy bien con los demás accesorios. Además, los pequeños diamantes resplandecían en mis orejas, ya que Kenneth me había realizado un hermoso peinado recogido con algunos flequillos sueltos. Parecía una princesa de cuentos de hadas. O al menos, una de un cuento pervertido y sexoso.

Cuando me senté en el borde de la cama para que él me maquillara, no paró de hablarme de las nalgas de mi novio. Sin embargo, tampoco podía culparlo de lo que había visto, ya que fui yo la que había quedado con él para que trajera ciertos maquillajes que él utilizaba y que me encantaban. Precisamente, fue por lo que se presentó de repente cuando me pilló con Adrián en pleno post-coito.

—Listo, mi reina —me dijo luego que terminó de maquillarme por completo—. Has quedado preciosa, como siempre.

Me levanté del borde de la cama y caminé hacia el espejo más cercano para fijarme en los detalles de mi rostro. No podía dejar de observarme con detenimiento. Ni siquiera podía reconocer la mujer en la que me había convertido y en como me reflejaba a través de un espejo. Engrandecí los ojos al dar media vuelta, observando por última vez cada detalle en mí.

—Sinceramente, pareces una diosa del Olimpo con ese vestido. Te ves hermosa, Nere —Kenneth estaba realmente encantado con lo que había logrado en mí—. Es hora de irnos —sujetó sus llaves y volvió a girarse sobre sus pies—. No olvides llevar tu bata médica y tu toga. Recuerda que las necesitarás para cuando desfiles a recoger tu diploma y tus premios.

—Cierto —froté mi frente—. Mis despistes y yo.

—Bueno, al menos te graduarás con ellos —soltó un par de carcajadas y fue el primero en salir de la habitación.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora