Capítulo 74.

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Capítulo 74

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Capítulo 74.

Frankie conducía la camioneta Mercedes-Benz, ya que Adrián se había llevado el Audi R8, uno de los tantos vehículos que ya tenía. Iba en el asiento del copiloto, presionando las manos para intentar calmar los nervios que se habían apoderado de mí. Sin contar que mi corazón latía con rapidez. 

Frankie y yo casi no hablamos en todo el trayecto hacia el «Soul Angel». No solamente estábamos agotados físicamente por las horas de sueños que no dormíamos, sino que el temor se había apoderado de ambos. Además, sabía perfectamente que solo intentaba mantener la calma para no ponerme más nerviosa de lo que ya me sentía.

Incluso, aun así miré la pantalla de mi teléfono en repetidas ocasiones, con la esperanza de que en algún momento Adrián me devolviese la llamada, pero lamentablemente no había sido así. La incertidumbre me carcomía por dentro al no saber nada sobre él. El hecho de que Marcella me haya llamado para notificarme lo que había ocurrido y como estaba su estado, no me tranquilizaba en lo absoluto. Necesitaba verlo cuanto antes.

—Iré por él —me dijo Frankie cuando estacionó la camioneta frente al «Soul Angel»—. Intentaré ser breve y me lo llevaré cuanto antes.

—Te acompañaré —sin preámbulos, me quité el cinturón de seguridad, decidida a encontrarlo como fuese posible.

Frankie, a pesar de que prefería hacer su trabajo solo, no tuvo ninguna objeción y me dejó acompañarlo cuando salimos de la camioneta. Suponía que también aprendía a acatar órdenes mías después de todo. Sin embargo, antes de acceder al interior del bar, nos percatamos de que el Audio R8 de Adrián se encontraba estacionado a pocos metros del lugar.

El estacionamiento del bar estaba casi vacío, así que asumimos que no había casi nadie en el interior, lo que haría más fácil nuestra búsqueda. Sentía que el corazón se me saldría de la caja torácica de los nervios que se apoderaban de mí en el preciso momento que Frankie y yo cruzamos la puerta hacia el interior del lugar.

Cuando intentamos localizar al ojiverde, nos percatamos de que no estaba junto a la cantina o en alguna de las mesas del lugar. Incluso, las pocas personas que permanecían en el bar estaban a punto de marcharse cuando se despedían de Johny —el mismo cantinero de siempre—. Frankie y yo decidimos acercarnos a él desde el otro lado de la barra.

—Hola, Nere —me saludó muy sonriente, aunque se encontraba limpiando la cantina y acomodando algunas copas—. ¿O es que ya debo decirte: "Doctora Doménech"? —Johny conocía a la mayoría del personal del hospital que visitaba el bar y eso me incluía.

—Con que me sigas llamando "Nere" está más que bien —le dediqué una sonrisa forzada—. Sé que estás por cerrar el «Soul Angel», pero he venido por Adrián. ¿Sabes dónde está?

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora