(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano.
Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...
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Capítulo 92.
Cuando regresé a la cafetería, disimulé mi expresión de disgusto sin éxito, porque mis amigos no dejaban de mirarme con sorpresa y curiosidad, incluyendo mi hermano, quien había venido para recoger a Leslie. Habían permanecido en el mismo lugar donde me encontraba con ellos, ya que se quedaron a charlar más tiempo gracias a Jimmy.
—Hermanita, pensé que no te vería —Jimmy se levantó del asiento junto a la mesa y me dio un cálido abrazo lleno de familiaridad.
—Nere, ¿estás bien? —me preguntó Gloria al ver mi expresión de enojo, duda y disgusto.
—Sí, no —negué con la cabeza—. Creo, no lo sé.
—¿Qué? —Kenneth frunció el ceño al darse cuenta de que hablaba en serio—. ¿Qué te sucede, reina? Aquí todos creíamos que te tardarías en regresar más de lo debido, porque estarías... —se removió sobre el asiento al chasquear la lengua—. En fin, ¿por qué traes esa cara? Eres la mujer que tiene al hombre más poderoso de este hospital.
—Sí, bueno... —suspiré profundamente y me senté junto a ellos—. No pasó ni una cosa, ni la otra. Al parecer tuvo asuntos alternos más importantes que yo y se marchó.
—¿¡Qué!? —Jimmy, Kenneth y Gloria exclamaron a la misma vez.
—Así es —me encogí de hombros—. Me dijo que me adelantara en llegar a la casa y que luego hablábamos.
Leslie colocó su mano sobre mi hombro y también me dedicó su empatía, aunque no hablara lo suficiente del tema. Sin embargo, sabía que debía saber lo primordial gracias a Jimmy.
—Parece como si los hombres de este hospital se hubieran puesto de acuerdo para comportarse de manera bipolar —comentó Kenneth al colocar su mano sobre su frente.
—Pues, sí —me encogí de hombros e intenté resignarme al hecho de que tenía que esperar que Adrián regresara a la mansión para que le diera la gana de explicarme qué mierda le sucedía—. ¿Saben qué? —me levanté del asiento, porque no me quedaría de brazos cruzados—. Esto no se quedará así. Iré a ver qué mierda está pasando.
—¿Qué? —Jimmy engrandeció los ojos—. ¿Estás segura?
—Claro, porque... —suspiré y miré fijamente a mi hermano, sabiendo que comprendería lo que le diría—. ¿Para qué Adrián tendría que reunirse en el LaurrenGaledPub con el señor que lo procuró en el funeral de Jesse?
Jimmy parecía un poco anonadado, negado a pensar que Adrián pudiese hacerme daño de la manera que ni siquiera me atrevía a mencionar.
—Ya lo recuedas, ¿verdad? —proseguí—. Así es, Jim. Me he enterado que está en el bar donde viste a Jesse cuando me engañaba, al lado del lugar que frecuentas con tus amigos de la universidad.
