(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano.
Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...
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Capítulo 20.
Cuando Adrián terminó de contarme lo que había sucedido con Bárbara, no pude evitar sentirme un poco celosa. Sin embargo, al saber que él me guardó respeto, decidí mantenerme al margen.
—Además, no es la primera vez que ha hecho algo como lo que te acabo de contar —prosiguió—. De hecho, una vez creyó que iría con ella a la cena familiar a la que mi madre te invitó. Cuando lo supo, quiso aprovecharse de la situación e intentó insinuarse. Tú y yo ya éramos novios oficialmente para ese entonces. Aunque, para ser sincero, no le presté mucha importancia a sus acciones, pero últimamente se ha excedido. Así como sucedió hoy.
—¿Y por qué ella sabe de esa cena familiar? —no dudé en preguntar.
—Porque Bárbara es parte de la familia de Marcella. La hermana de mi madre la adoptó cuando ella tenía prácticamente la misma edad que yo cuando me adoptaron. Por eso una vez te dije que ella también tuvo una vida difícil. Es decir, una de las veces que tú y yo discutimos cuando se trataba de ella, jamás intenté justificarla. Simplemente, te decía la verdad y lo que había sido un hecho.
Asentí ante sus ojos claros al tener las cosas más claras en cuanto a Bárbara Bosch Milán. Por alguna razón, aunque me sentía un poco egoísta admitirlo, me hacía sentir feliz comprobar una vez más que la cercanía constante de esa mujer gracias a sus familiares ni siquiera había hecho que él me olvidara.
—Sin embargo, Aly, a veces ese carácter que te cargas hace que solo escuches lo que quieres escuchar y que esa lengua viperina resalte —se encogió de hombros—. Y es que, aunque Bárbara provenía del mismo hogar de niños que yo, jamás tuve acercamientos tan cercanos hacia ella hasta que comenzó a trabajar aquí en este hospital. Y todo lo demás, ya lo sabes...
Mientras Adrián continuaba explicándome con detalles, recordé que Kenneth me había mencionado algo sobre lo que el ojiverde me contaba, sobre que Bárbara y él eran parientes de cierta manera. Y vaya que había pasado el tiempo, porque cuando lo supe apenas estaba en el proceso del internado.
—Tuve el mismo trato con ella y con Amanda antes de que llegaras a este hospital como interna —prosiguió al mirarme con cuidado—. De hecho, siempre he tenido el mismo trato con las mujeres con las que he estado. Excepto tú, claro está —asintió con seguridad—. En fin, Marcella pensó que las cosas entre Bárbara y yo iban en serio, porque fue con la única mujer que me veía, pero era porque era muy cercana a mi familia adoptiva.
—Una vez me dijiste que no mezclabas tu profesión con el sexo —enarqué las cejas.
—¿Qué sucede con eso? —recostó la espalda sobre el respaldar y me dedicó una mirada escrutadora—. Es cierto. Así fue hasta que volviste a aparecer en mi vida —me aseguró—. Jamás he estado con otra persona de mi profesión. Con ninguna doctora, para ser específico.
