Capítulo 8.

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Capítulo 8

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Capítulo 8.

Las bolas metálicas en mi vagina me tenían totalmente acalorada y no era precisamente porque estuviese bailando con el doctor Yanius. No quería seguir alargando el baile más de lo que ya suponía, así que esperaba que la canción culminara para regresar con los demás.

—¿De verdad te sientes bien? —me preguntó al verme con la respiración un poco agitada. Probablemente, él creía que estaba agotada por el baile.

—Sí...

—¿Segura? —insistió.

Uf, sí... —aparté una de mis manos de su hombro y me abaniqué como pude.

—¿Te sientes mareada? —él mantuvo sus manos sobre mi cintura con demasiada reticencia.

—No, es que...

—Señorita Doménech —Adrián se había presentado delante de nosotros y me extendió su mano—. ¿Me permite bailar con usted? —sus ojos claros brillaban y una sonrisa elocuente se reflejó en su apetecible boca.

Sin pensarlo ni un segundo más, detuve mis pasos con la intención de estar en los brazos del hombre que amaba.

—Ella no ha terminado de bailar esta pieza conmigo —el doctor Yanius me detuvo al mantener sus manos en mi cintura.

Adrián presionó los labios y se acercó con más descaro hasta sujetar mi mano, apartándome del doctor Yanius con tranquilidad.

—Pero la señorita Doménech ha decidido que su turno ha terminado, doctor Yanius —me posicionó delante de él y colocó mis manos sobre sus hombros, sujetando mi cintura con familiaridad.

De pronto, todo parecía mejor para mí. Su aroma y su cercanía me hacían desearlo más. Mi corazón bailaba de gozo junto con nuestros pasos y sus ojos verdes llenos de lujuria me atraían a lo que sea que él tramaba. Sin embargo, el doctor Yanius se alejó con fastidio y fue entonces cuando deseé que Adrián me acaparara por completo. No obstante, debido al momento, solo podíamos mantenernos al margen.

—Hasta que al fin decidiste aparecerte —murmuré por lo bajo, esquivando sus ojos al sentir que él me acercaba cada vez más en pleno baile.

—Tardé un poco, lo sé —me sonrió al mostrar sarcasmo en su mirada—. El doctor Yanius fue el que quiso bailar contigo, así que aproveché el momento para bailar con Garret e ir por una copa de vino.

—Claro...

—¿Estás molesta? —disimuladamente paseó sus manos sobre mi cintura mientras me miraba fijamente.

—No —le puse los ojos en blanco.

—Parece.

—No lo estoy, Wayne —mi respiración se entrecortaba y mi excitación aumentaba—. Uf, no te vayas... —un pesado suspiro se escapó de mis labios.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora