Capítulo 29.
Cuando Adrián y yo caminábamos hacia la terraza, todos los presentes que habían estado en la mesa del gran comedor bailaban o conversaban con normalidad. El lugar era impresionante y con una vista maravillosa hacia el mar. El anaranjado chillón de la tarde casi se desvanecía para darle la bienvenida a una noche tropical y navideña bajo la brisa de la playa que llegaba hasta donde nos encontrábamos. La música que sonaba en el lugar era romántica y suave, lo que me hizo sentir más serena y a gusto. Era el ambiente perfecto para culminar una fantástica velada.
Cuando me percaté de que Bárbara se encontraba ubicada junto a una alargada cantina donde había todo tipo de bebidas alcohólicas, sentí en mis adentros que tenía que volver a plantar bandera. No me daría por vencida y no descansaría hasta que entendiera de una jodida vez que lo que Adrián y yo teníamos era real y que no podría hacer nada para joder nuestra relación.
—Andy, necesito unos minutos —le pedí con una leve sonrisa, aunque no pude evitar mirar a Bárbara de reojo. No la quería perder de vista.
—¿Y cómo para qué? —Adrián me miró con una seriedad más que escalofriante, ya que notó de inmediato que yo tenía toda la intencion de dirigirme hacia Bárbara.
—Solo será un momento —le puse los ojos en blanco y luego lo miré a sus ojos verdes de manera desafiante—. Me comportaré —le aseguré, aunque él no parecía tan seguro.
—No te demores —sonrió disimuladamente al sujetar mi cintura con suma posesión—. No me hagas enojar, porque se me calentará la mano y el cinturón —me advirtió como todo un controlador.
—Ya veo que tu humor se ha descontrolado, ojitos bonitos —quité su mano de mi cintura y lo miré con más seguridad. Sentía chispas en mis ojos al mirarlo con desafío—. Tus advertencias me encantan, papi rico. Así que no hagas que me siga portando mal para que me castigues como tanto me gusta.
Sus ojos claros se engrandecieron ante mis palabras. Él estaba verdaderamente atónito. Negó con la cabeza varias veces, aunque se relamió los labios al saborear la idea de que realmente me gustaba su forma ruda de tratarme.
—A veces me pregunto que he hecho contigo, Aly.
—Me has amoldado a tu manera y esto es lo que has conseguido —le di la espalda y caminé hacia Bárbara al contonear mi culo en las narices de Adrián. Me gustaba que me mirara de pies a cabeza.
Cuando me acerqué a Bárbara, no dudé en servirme un trago con toda la normalidad del mundo. Ella mantenía los brazos cruzados. No solo parecía pensativa, sino que se veía apenada. Le sonreí con sumo descaro, pero luego ambas mirábamos hacia la misma direccion; hacia un Adrián sonriente que conversaba con los familiares.
—¿No te has dado cuenta de que siempre me pillas en un momento íntimo con Adrián? —le sonreí con arrogancia—. Cuéntame, ¿cómo se siente tener que comprobar una vez más que en su vida siempre he sido yo? —la reté—. Es más, mejor dime como se siente saber que mientras te lo hacía a ti, era en mí en quien pensaba.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓
Romans(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano. Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...