Capítulo 22

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Pasmosamente Gaara no estaba sorprendido, es más, ya esperaba algo de esa forma. Muy diferente a Naruto, que inclusive su mandíbula se desencajó por el castigo.

-Exijo el porqué del castigo –chilló con los brazos cruzados quieto.

-Porque YO lo decido. Estarás tiempo después de clases limpiando.

-No puede.

-Esa es mi decisión, por responder a un profesor en clases.

-¡Pero no le respondí! –su tono cada vez se volvía más aguda y chillona, por momentos podría hacerse pasar de seiyuu de Karin sin problemas, lo cual le asustó.

-Usted salió a la pizarra sin mi consentimiento y explicó cosas que no debía.

-¡Tú me lo pediste!

-Ahora me tuteas –rió levemente-. Esa es otra semana más.

Naruto podría tener ya una lista de improperios para esa ocasión, pero aquí las reglas eran totalmente diferentes. Un maestro era eso, un maestro. Y el poder de un simple alumno no cambiaría nada.

Si tan solo estuvieran en Rusia, pensó, a ver si se atrevía a levantarle la voz después de conocerlo un poco. Sus puños se hacían firmes y sus piernas temblaban con el pasar de los segundos. El ambiente se volvía cada vez más intenso y a menos de que alguien lo cortara podría llegar a mayores

Un codazo de Gaara lo desconcertó microsegundos antes de atacar. Parecía adrede, pero tranquilizó. Sus huesos volvían a tomar la relajación inicial y sus músculos dejaban de marcarse por debajo de la camisa. Claro, si es que se le notaban.

Había intentado por varios medios tener una gran musculatura, pero su cuerpo no parecía tener la misma opinión. Con las justas ciertas zonas se le delineaban por lo que nadie creía que alguien como él llegara a ser líder. Hiso de todo, consumió proteínas, se fortalecía en máquinas, inclusive pasaba por masajes relajantes para que su cuerpo no se estresara. Un desperdicio de tiempo y dinero.

Gaara posó su mano en su regazo, negando con la cabeza para que no continuara más la pelea. Luego miró al profesor, que aún mantenía la sonrisa jocosa en su rostro como si todo el poder descansara en él.

-Lo lamento Mizuki sensei –espetó-, pero Naruto no va a poder tener detención.

Poco a poco la sonrisa fue desvaneciéndose, como si se diera cuenta de que tenían algo en mente.

-¿Por qué? –indagó.

-... Naruto tiene un empleo de medio turno.

Esta vez fue el turno de Naruto en sorprenderse. Él sabía, no, Gaara sabía que no tenía empleo alguno de momento, ¿Y si le pedían pruebas? El ambiente se sentía más caluroso de lo que aparentaba y ligeras gotas intentaban hacer su aparición por la frente blanquecina. Con su palma las limpió y siguió con la vista a Gaara.

-¿Desde cuándo? –cuestionó ignorando a Naruto.

-Ayer nos llegó un email con sus datos y una petición de trabajo. Tengo que llevarlo hoy a hacer su prueba.

-En ese caso él aún no entra.

-Pero si termina pasando, cosa que no dudo, usted estaría rompiendo una de las principales leyes del país. Y eso que aún no hablamos de la norma de mantener a un alumno en clases tiempo después de la campana.

Sabía de la segunda, un tratado en Rusia se lo había confirmado. Un profesor se encontraba totalmente prohibido en mantener a la clase después de la campana siendo considerado un crimen.

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