Capítulo 20

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Miró con detenimiento la espada de madera que reposaba en el piso ¿Solo pedía eso para dejarlo tranquilo de una vez por todas? No era mucho trabajo, solo debía ganarle. Pero a su vez ¿Y si todos se cuestionaban sus habilidades? Por eso odiaba la escuela, la gente pregunta solo por preguntar y no te dejan tranquilo hasta que logran sacarte toda la verdad.

Itachi se colocó a mi derecha y no dejaba de ver a Sasuke de manera represiva.

-Sasuke, deja de ser tan infantil, ya estas grande para comportarte de esa forma.

El modo tan común con la que Itachi le hablaba a Sasuke le sorprendía, parecían muy cercanos. Pero creyó que tal vez eso se refiera al tiempo en que debe haberse matriculado y todo lo demás.

-Es lo único que pido, logra ganarme en Kendo y lo dejo estudiar sin entrenar –repitió esta vez ignorando la cara de Itachi.

Naruto miró al mayor, parecía preocupado. Pero había cierto destello que demostraba que el problema no era que él saliera lastimado, sino el teme amargado.

-Sasuke...

-Acepto –murmuró.

Itachi giró la cabeza con asombro a su dirección, Sasuke solo sopló por la nariz y sonrió sarcásticamente. Ambos tenían pensamientos distintos a la situación.

-No debes hacer esto –le susurró. Pero no es como si Naruto se dejara vencer tan fácil.

Ignorándolo como lo hacía Sasuke, recogió la espada y dio algunas vueltas en el aire. Era muy ligera –a comparación de las de metal que siempre cargaba- y su longitud se acoplaba perfectamente a su puño, magnífica para practicar Kendo.

-Por ahí deben tener algún traje para ti, cámbiate rápido –ordenó.

Pero este no iba a dejar que alguien que, encima de molestarlo en todo el día y ser peor que un grano en el culo, le ordenara.

Negó furtivamente con la cabeza antes de sostener con firmeza la espada-. Yo lo haré sin traje.

-Si es lo que quieres.

Los 12 integrantes del extracurricular de artes marciales los rodearon en una de los tapices de entrenamiento, era un algo grande, 3 por 4 metros.

En todo el trayecto, Naruto sentía como, tanto Itachi como Gaara, lo miraban reprochándole. Tal vez no doliera tanto el de Gaara, pero había confiado plenamente en Itachi desde que lo encontró en la puerta de la dirección y verlo con esos ojos molestaba.

Sasuke se colocó delante de él con vista a la pared, en su contrario era Naruto quien veía a todos con esos ojos tan profundos criticándolo por ser tan creído.

Creído mi abuelo, bufó.

Con la misma habilidad con la que manejaba las espadas reales, movió esa pieza de bambú. Había sido entrenado para poder usar varios tipos, pero le parecía interesante tener una muy cercana a las katanas. Era larga pero sólida, no temblaba contra su peso y se extendía como una extremidad extra a su mano.

Como si no estuviera ahí, y al mismo tiempo ocupa toda su concentración.

-Cuando quieras comenzar –le indicó Sasuke.

Con ambas manos sostuvo la base, siempre la derecha encima de la izquierda, y la bajó, tocando débilmente con la punta el suelo.

Sasuke en su contrario hiso lo mismo, pero en vez de apuntar el suelo lo levanta flotando al aire. Por su sonrisa jocosa pensó que él creía que le pesaba, nada tan lejos de la realidad.

-Ahora –gruñó.

Empezaron a dar vueltas, caminando con un pie delante y al costado del otro. Por cortos segundos se detenían y giraban a la dirección contraria a la que estaban, pero siempre mirándose. Tal vez fue la corta emoción o la desesperación de estar perdiendo minutos valiosos lo que hiso que Naruto fuera el primero en atacar. Cosa que él solía odiar puesto a que siempre esa persona resultaba ser el primero atacado.

Buscado por amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora