Capítulo 69

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-Suel... tame –gimió Sasuke en la mañana.

Naruto se había envuelto de piernas y brazos en el mayor, y lo apachurraba como si fuera una almohada muy grande. En un comienzo le fastidió, un tipo (No tipa) que lo abrazaba de esa forma con tanta confianza le daba asco. Si a eso le sumábamos como se habían bañado en la madrugada, tenía un montón de pesadillas con penes y culos por todos lados. Sin más, a pesar de que no era de aquel tipo de personas, aquella cara de desconcentración rubia lograba quitarle las malas ideas de mente.

Tenía sus ojos cerrados y la boca entreabierta, el aroma de manzanilla seguía en su cabello, y aprovechó el momento para aspirarlo y disfrutar del olor. Era de aquellas situaciones raras, donde a pesar de que lo odiaba no podía dejar de sentirse mal por traicionarlo. Pero así era el mundo, si las personas no se hubieran traicionado por un bien mayor ¿Dónde estaríamos ahora?

-Lo adoro –suspiró volviendo a aspirar la manzanilla, apretó con su brazo la cabeza del menor contra su pecho para tenerlo más cerca y poder volver a olerlo. El día en que encontrara a una linda chica oliendo a manzanillas le pediría su número y la mano de paso.

-¿Qué adoras?

Bajó la mirada inmediatamente topándose con aquellas cuencas azules. Tenía sus brazos aun rodeándolo por la cintura y sus piernas encima suyo, como si quisiera nunca separarse de él. Sasuke no se movió, pensando que le creería dormido y se olvidaría de él, pero el rubio volvió a preguntar.

-¿Qué es lo que adoras?

-El aroma a manzanilla –confesó antes de que se pusiera caprichoso.

El rubio se separó con cuidado y empezó a estirarse, haber dormido temprano el día anterior había hecho que esa mañana no tuviera problemas para despertarse y ahora sentía que sería el mejor día de su vida, o al menos el mejor desde que llegó a Japón.

Feliz de la vida, se fijó en su pequeño aparato telefónico que le había entregado Iruka cuando llegaron al aeropuerto, sorprendiéndose al notar que estaba más muerto que pez librado de ahogarse. El día anterior lo había cargado en el baño toda la noche, ahora se había olvidado por completo de hacerlo por el bendito baño.

-¿Qué sucede? –preguntó Sasuke sacándose la parte de arriba del pijama.

-No es nada.

Él hizo lo mismo y buscó la camisa del día anterior para ponérsela, no tenía más de cambio y Jiraiya parecía haberse vuelto invisible como para pedirle más mudas.

Al equipar su mochila, metió los cargadores de su celular y el de un tal Psp que había cogido cuando fueron al mall. Al estar toda esa cosa llena de desperdicios y sangre se había olvidado por completo que había encontrado uno en uno de los escaparates sin protección. Y como le parecían interesante los gráficos que presentaba, lo cogió con caja y todo.

-¿Bajamos? –preguntó, y el azabache asintió.

En la planta inferior se encontraron con Kurama con su habitual mandil rosa y una espátula en mano, sirviéndoles el desayuno a sus padres.

-Hola viejos –saludó Naruto tomando asiento feliz de la vida.

Tanto Iruka como Kakashi habían cogido una tostada para comer tranquilos, pensando en cómo despertarían al rubio, pero al ver a Naruto bajar de las escaleras sin pleitos y antes de que ellos le hayan obligado a despertar, les hizo pensar que había algo mal con él. Kurama quien andaba dándole vuelta al huevo revuelto con bacón casi se le cae la sartén de las manos por la sorpresa.

-¿Ocurre algo? –inquirió mientras le decía al azabache con sus manos que se sentara a su lado. Todos vieron aquella acción, y después de un largo silencio saltaron cada uno por su cuenta.

Buscado por amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora