Capítulo 35

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-¿Qué te pasa dobe? –Le gritó Sasuke unos metros más adelante-, estamos tarde.

Naruto seguía pegado en el mismo lugar, sin intentar hacer movimiento que lo delate. Lentamente, se soltó la corbata que aún no la había amarrado y empezó a enrollarla en su mano, dejando una de las puntas como látigo. No quería pelear, tenía sueño, pero su cuerpo parecía ligeramente emocionado por la acción.

¿Qué haría entonces? ¿Se delataría delante de Sasuke e Itachi o avanzaría normal rogando que su cuerpo no lo traicionara?

-Naruto ¿Estás bien? –Itachi avanzó hasta el punto donde estaba Naruto y miró para su dirección, no veía nada-. ¿Hay alguien ahí? –dijo en voz alta, y sintió como el cuerpo de Naruto temblaba después de eso.

-Creo que se quedó dormido –chistó Sasuke enfadado-. Dobe, no me hagas perder tiempo y mueve ese trasero, no llegaré tarde por tu culpa.

Sasuke también se acercó, pero a diferencia de Itachi, este lo hizo para jalar al rubio de la camisa. Naruto reaccionó entonces como se espera, cogió la mano de Sasuke que tenía en la dobladura de la hombrera y pateó para atrás, como si intentara levantar un pesado saco de boxeo para delante.

Sasuke se elevó por los aires como una mariposa, y cayó aplastado al suelo como una infeliz mosca.

Naruto aún no había soltado a Sasuke cuando reaccionó, miró para adelante y notó que Itachi parecía más interesado en ver quien se escondía por ahí, así que usó esos segundos extra para hacer que Sasuke se parara. Este se tambaleó en su sitio, mientras que Naruto hacía su mejor esfuerzo en sostenerlo sin caerse.

-Que es lo que te pasa usuratonkachi –jaleó Sasuke de pie-. ¿Acaso quieres matarme o qué?

-Ni que te hubieras hecho daño, gatito.

Sasuke parecía que soltaría humo por las orejas, pero no respondió ante las molestias del rubio, si tan solo se atrevía a romper el trato, estaba seguro que Naruto jamás de los jamases le volvería a traducir algo. Y aun le faltaba pagarle aquel favor.

Aquel bendito favor.

-¿Qué rayos es lo que hacías? –se excusó por la tangente-. ¿Acaso no vez que estamos tarde?

-Vamos, un día o dos no harán daño.

Sasuke negó con la cabeza, molesto. ¿Qué tenía llegar tarde un día de su vida? Para empezar, era un ser humano, y segundo, se trataba de llegar tarde a una escuela, una escuela. Si fuera la milicia lo comprendería, pero la importancia de una misión no se comparaba con las clases.

-Tú no conoces al director como el resto de la escuela -esputó.

Hum, quien dice que no conozco a ese viejo verde, deliberó: -¿Y eso que tiene que ver?

-Sus castigos son asquerosos, traumáticos.

Y hablando de viejo verde ¡Gracias a él tuvo que pasar una noche junto con el teme! Tenía mucho de qué hablar, oh, ahora tenía más ganas que nunca de llegar tarde. Naruto estaba ideando el plan perfecto para la venganza, con la ayuda de uno que otro contacto lograría la broma perfecta a su antiguo profesor.

-¿Llegaste a ver algo, Naruto? –le preguntó Itachi.

Naruto casi se había olvidado de la presencia, y es que solo hablar con Sasuke hacía que sus neuronas poco a poco murieran.

-Creo que solo era el contraste de luz –susurró, e Itachi le acarició la cabeza, como a un perro.

-En ese caso avancemos.

Buscado por amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora