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Con desespero miraba entre la gente, intentaba buscar a Bea por algún accesorio, su cabello, ¡lo que sea!, solo necesito encontrarla.

El maestro Kang llamó otra vez diciendo que ahora sí me necesitaba urgente así que no hubo más opción que dejar el lugar aún con el miedo de que Bea estuviese allí, no obstante, no dejé de insistir con las llamadas, pero no había respuesta.

Otra vez subí al auto y lo puse en marcha a una velocidad considerable, cuando es una emergencia no es juego, mi trabajo es importante. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el hospital, saqué la bata aunque no tenía puesto uniforme e implica cambiarme, de seguro aquí debo tener.

Entre poniéndome la bata a pasos torpes, barri el lugar con la mirada y continué hasta el área de desinfección, pero para mí sorpresa...

—¿B...Bea? Escucha yo...

—¡Lo siento!, tuve que venir aquí, el maestro Lim llamó y no pude cancelar— me miró con un leve puchero y se sobó el brazo.
¿Así se ve un ángel?.

Yo con confusión le seguí la corriente, tal vez era mi salvación.

—¿Cancelar?— pregunté con una media sonrisa.

—Sí, hay una emergencia y me necesita— se amarró el cabello y se fue apartando.—¡Prometo recompensarte!, ¡Y ponte uniforme!— gritó saliendo del área mientras yo seguía en shock.

¿Qué pasó?.

—¿Es decir que...— sonreí como idiota al atar los cabos.—¡Sí!, Te salvaste Kook— hablé conmigo mismo sintiendo un aura de victoria.

Con eso quiero decir que, Bea debió llegar primero entonces el maestro Lim la llamó haciendo que abandonara el lugar y muy probablemente fue ahí cuando comencé a llamarla y por eso pensó que me había dejado plantado.
Jamás le había agradecido tanto al universo como hoy.

—¡Jeon Jungkook!— gritó la conocida voz del maestro Kang haciéndome exaltar.

Aquí vamos.

•••

—¡Hey!— ví pasar a Bea y rápidamente la tomé por el brazo llevándola conmigo a otro lugar.

—¡Jungkook!, ¿Qué haces?— miró el agarre y luego alrededor.

Nos metimos en un cuarto de limpieza, prendí la luz y cerré con seguro.

—¡Jungkook me están esperando!— intentó salir pero se topó con mi pecho lo que hizo que mirara hacia arriba.

Miré sus brillantes ojos verdes y un recuerdo viajó por mi mente.

—¿Por qué... estamos en el baño?

—Te vas a cambiar

Sonreí ladino y entonces me pregunté si ella recordaba eso ya que nunca preguntó nada al respecto.

—Oye, ¿Recuerdas la fiesta a la que fuiste con Hae?— apoyé mi brazo en la puerta intimidandola.

—He ido a muchas fiestas con Hae ¿Como recordaría una?— dijo obvia y le di la razón.

—¿La segunda fiesta a la que fuiste conmigo?, ¿La recuerdas?— la miré fijo y ella pareció quedar en el aire, era obvio que no recordaba lo que yo deseaba que hubiese guardado en su memoria.

—¿Debería recordar algo importante?— rie nerviosa.

Mi vista viajó a sus labios y rápidamente me transporté al beso que nos dimos en la habitación de aquel lugar en aquella fiesta.

Sus ojos avellanados, llenos de lujuria y pasión que hacían que cada uno de mis sentidos la deseara cada vez más, su piel suave y tersa, sus labios rosados y carnosos que piden a gritos que los bese como si no hubiese un mañana, y es precisamente lo que se ha ganado con tan solo una mirada.

—Sigue mirándome así y te besaré hasta que caigas— pronuncié muy cerca de sus labios, pues en medio del pensamiento, sin darme cuenta nos acercamos más.

—Ju...Jungkook, necesito irme— musitó casi inaudible.

—Pero...¿Deseas irte?— con mi mano libre la tomé por la cintura y la pegué suavemente a mi cuerpo, sintiendo como el calor de ambos se mezclaban haciendo la atmósfera más tensa.— Si no puedes recordar por ti misma, tal vez esto te ayude

Sin pensarlo más, me acerqué rozando la nariz y mezclando las respiraciones, rocé ligeramente los labios causándole un notable desespero y no es que yo me sintiera diferente, moría por devorar sus labios otra vez. Juguetee un poco más, hasta que no pude resistirme y entonces subí la mano anteriormente situada en su cintura a su rostro pegándolo más a mi, plantando un suave beso en sus labios.

Definitivamente besarla era como estar en el cielo, el sabor de sus labios es aún mejor que la miel. Sus brazos rodearon mi cuello buscando más cercanía, la mano que estaba en la puerta bajó hasta su cintura, la cual apreté con ligereza.

La manilla de la puerta comenzó a sonar indicando que alguien estaba por entrar, ambos nos separamos, por supuesto no íbamos a quedarnos parados allí como estúpidos, así que hale a Bea hacía mi y nos metimos detrás de un estante de detergentes, aunque por torpeza mía casi nos caemos, por no decir que en realidad, si nos caímos y quedamos en una posición... un tanto prometedora.

—¡Silencio!— susurró ella poniendo un dedo sobre mis labios aún sin notar que estaba sentada en mi regazo.

La señora de limpieza entró y se oyó buscar algunas cosas, en lo que no tardó demasiado, pero solo cometió un error...apagó la luz y Bea entró en pánico.

—¡Cálmate!— susurré y dejó de quejarse.—¿Qué te asusta?, Aquí estoy yo para cuidarte— la tomé por la cintura y me senté mejor para seguir en lo que habíamos quedado.

—¡Oh por Dios! ¿Qué hago aquí?— intentó levantarse pero mi agarre se hizo más fuerte impidiéndole levantarse.

—No te haré nada que no quieras, te lo he dicho— mencioné y pareció calmarse.—¿No te recuerda algo...esto?

Nuevamente me acerqué con la intención de besarla pero Bea se negó.

—¿¡Debería recordarme algo!?— preguntó alterada.

—¡Baja la voz!— susurré poniendo un dedo en sus labios.— ¿Bea, de verdad no recuerdas que paso el dia de la fiesta?

—Creo que...no

—Entonces déjame recordartelo...

Still Whit You | JJK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora