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Jungkook

El calor de la mano de mi madre entrelazada en la mía, me hacía sentir feliz, amaba verla feliz, pero por sobre todo amaba hacer lo que mi padre nunca pudo.

—¿Quieres ir a otro lugar?— le cuestiono a la mujer sonriente a mi lado.— Oye, ¿Estás...ebria?— me burlo por la sonrisa tonta dibujada en su rostro.

—Por supuesto que no Jungkookie, eso sería muy irresponsable de mi parte— palmea mi mano.— Cuando estaba joven, después de cenar con mis amigas iba a un lugar que me llenaba de tranquilidad, de hecho lo usaba para despejar mi mente

—¿Enserio?— la miro de soslayo mientras busco mi auto con la mirada.—¿Quieres ir allí?

—Es el río Han

—¿Te parece bien ir a esta hora?— la miro un poco sorprendido ya que creí que era un lugar más concurrido y son las 11pm.

Lo que mi señora madre pide, es lo que tiene, así que dicho y hecho, en pocos minutos llegamos al río Han. Nos sentamos en una banca que daba vista de frente al río, ver a mi madre sentirse libre y en paz se llevaba todas aquellas preocupaciones del día a día.

—Y bien...¿Cómo te sientes estos días?— le cuestiono indirectamente sobre su situación con papá, a pesar de todo lo que vivió, mamá nunca dejó de amarlo.

—Muy bien, creo que...nunca me sentí tan bien— exclama sin hacer contacto visual.

—¿De verdad?

—Sí— suspira.— El amor...el amor es algo muy lindo y profundo si se sabe tratar Kookie, pero cuando— se ríe cabizbaja.— Cuando la llama se apaga, como dicen todos, ya no hay remedio

—¿Por qué no?— me muestro curioso.

—Porque todo lo que hace daño, no se borra fácilmente de la mente— permanecemos en silencio.— Los recuerdos son lo que más duele, pero al final es lo único que queda; y tu decides si quieres vivir con o sin ellos, pero no es sencillo sacarlos de ahí

—¿Y si los recuerdos duelen?— analizo sus palabras.

—Esos son aún peor de borrar, pero ¿sabes?, con el tiempo ya no duelen, en cambio los felices...son los que más extrañas— me mira.

—¿Y que extrañas tú?— pregunto por impulso.—Yo...no debí

—No pasa nada hijo, es normal que quieras saber— me acaricia la espalda.

Piensa unos segundos.

—Cuando conocí a tu padre, era un hombre encantador, risueño, pícaro, con presencia, elegancia, guapo, tenía todo lo que una mujer podía imaginar— explica mirando el hermoso horizonte de enfrente.— De hecho en eso, aunque no te guste, te pareces mucho a él— añade y niego con una ligera sonrisa.— Tu padre era muy serio en público, pero en privado...era el hombre más dulce que podrías conocer, y fue eso lo que me cautivó, no fueron los lujos, ni el rango social, ni las flores, ni el dinero...fue el hombre que escondía bajo esa máscara de aparente rudeza, lo dulce que era cuando me daba algo sin yo pedírselo, y no me refiero a lo material, cada que salíamos a caminar por Gangnam, cuando corríamos como dos adolescentes bajo la lluvia solo para sentirnos dentro de una película, las locuras que se ideaba solo para ir a la playa o para hacer un día de picnic, las cosas simples; como ir conmigo de compras, regalarme mis galletas favoritas, cepillar mi cabello, besarme cada mañana antes de ir a trabajar, acariciar mi cabello antes de dormir...aceptar a Hoseok como si fuese su hijo— le escucho respirar profundo, probablemente evitando derramar algunas lágrimas.

Still Whit You | JJK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora