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Culminaba mi rutina de ejercicios, el sudor corría por mi pecho desnudo e intentaba estabilizar mi respiración. Fui a la cocina por un vaso de agua, y me senté en el sofá para mantener la calma secando el sudor con la toalla en mis manos.

Recosté mi cabeza en el espaldar del sillón, y cerré los ojos al respirar profundo; miro el reloj que adorna la pared de la cocina al abrirlos el cual marca las 9pm, al parecer me ejercité muy tarde, decido tomar una ducha, muy larga. Luego de vestirme y peinarme vuelvo a sala para ver televisión.

Escuché la vibración de mi celular repetidas veces en la mesa al lado del sofá por lo que me levanté a leer el mensaje, de solo pensar que era Bee mi pulso se aceleraba.

Mi ceño se frunce al ver un número desconocido, ha enviado fotos; creí que era algún compañero de la universidad pero no fue así.

Desconocido:
Deberías prestar atención a ciertas cosas.

Al ver las fotos, mis nervios aumentan, todas son mías de hace unos minutos mientras estuve haciendo ejercicio, otras de mi habitación, y una de la cocina, pero no todas parecen ser del mismo día.

Maldición.

Bloqueo el celular y lo tiro sobre el sofá, puedo ser hombre y valiente pero en esta ocasión es algo más serio y que podría salirse de control.

¿Debería salir de aquí?.

Mi mente divaga sobre lo que debería hacer, ahora mismo no me siento seguro de quedarme aquí pero también siento que si voy a otro lugar podría sucederle algo a la persona que esté conmigo y es algo que no me perdonaría.

¿Qué está pasando?, Primero las cartas y ahora esto.

Entro a mi cuarto, y veo el balcón abierto, ahora me preguntó porqué no lo revise una segunda vez pese a que jure haberle puesto pestillo, intento no mirar afuera, pues tengo miedo de que alguien salga de algún lugar, sin embargo me repito constantemente que esto no es una película.

Que buen momento para que mi auto se averie.

Le pongo Smart glass a todos los ventanales, y comienzo a preguntarme si la persona me habrá visto antes con Bea, demonios, no quiero que le hagan daño. Froto mis manos con impaciencia, me siento al borde de la cama y llevo mis codos a las rodillas, poso mi mentón sobre mis manos y de soslayo observo la mesita de noche al lado de mi cama, suspiro y apreto los ojos con fuerza para después de abrirlos, sacar una pistola que tengo guardada en uno de los cajones.

Si me preguntan, el uso de armas definitivamente no sería lo mío a pesar de que tengo buen pulso gracias a la medicina, pero ese no es el punto. La guardo bajo mi almohada, la inseguridad se ha clavado en mi mente y la veo lejos de querer salir de ahí. Voy a la sala para tomar mi celular y escribirle a Bea, segundos después escucho el timbre así que voy hasta la puerta.

¿Y si es la persona de las fotos?.

—¡Hola!— dice Bea más eufórica de lo usual.

—¿Bea?— la miro de pies a cabeza.— ¿Te sientes bien? Sonríes...mucho

—¡Pues claro!— responde carcajeandose sin razón.— Déjame pasar

Me hace a un lado y el olor a cerveza penetra mis fosas nasales. Antes de cerrar la puerta me asomo pero no hay nadie más afuera.

—Oye linda, ¿Dónde estabas?— exclamo al cerrar la puerta.

—Con Haerin— se lanza sobre el sofá por lo que río.

—¿Bebieron demasiado?— me siento a su lado.

—Nah— dice recostando su cabeza en el espaldar.— Bueno, tal vez no pasamos un poco

Still Whit You | JJK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora