84

1.7K 146 5
                                    

Bea.

Definitivamente viajar no era lo mío, estar exhausta definitivamente tampoco lo era, pero me gustaba estar con Kook así que me atrevía a soportar algunas cosas físicas bajo decisión propia para poder llevar mi relación normal con él, no quería volverlo incómodo para ambos, sin embargo, no voy a mentir acerca de lo comprensivo que siempre ha sido conmigo.

Lamentablemente Jungkook solo pudo quedarse conmigo en el aeropuerto, ya que un jefe de otra compañía lo esperaba para tener una charla "importante" lo cual no considere de tal modo puesto que son más de las doce de la noche, Kookie también merece descansar luego de un largo viaje.

Por otra parte y sin más solución, volví a casa, sin embargo no pude ni tuve la opción de dormir debido a que tengo actividades acumuladas, y aunque Jungkook no lo sabe, voy a ayudarlo con algunas de las suyas. Quizá no sepa mucho de su profesión debido a que lo único en común es la cirugía, pero odiaba verlo exigirse demás, y yo como su novia, quiero ayudar.

Así que luego de ducharme con agua caliente, y saludar a Tae que también hacía sus deberes, me senté en mi mesa de trabajo y comencé a investigar cada una de las preguntas.

—Oye Bee— tocan la puerta y escucho la ronca voz de Tae a mis espaldas, pero solo emito un sonido con mi nariz para que proceda a hablar.—¿Tienes un minuto?

Volteo para verlo sobre la puerta y su cara de trauma que refleja el hecho de que más allá de ser una pregunta, es una necesidad, me hace dejarlo pasar.

—Siéntate— señalo amablemente mi cama.—¿Pasó algo?— pregunto sin dejar de escribir con el lápiz.

—Esto va a ser lo más extraño que te diré— explica y aunque frunzo el ceño continúo cabizbaja sumergida en la tarea.—El día que te fuiste, estuve con Hae en su casa

Hace silencio unos segundos y lo miro de soslayo, masajea sus manos con nerviosismo.

—¿Y...?— le presiono para que siga.

—Estabamos...Y-ya sabes— se soba la nuca.— Y nos concentramos tanto, que no nos percatamos de que el señor Jeon llegó y...Oh por Dios— toca su tabique y lo veo sonrojarse.

—No me digas que...— fui interrumpida por él antes de poder terminar.

—El señor Jeon me vió el pene— suelta sin vergüenza y yo rápidamente suelto una carcajada.

—¿¡Te lo vió!?— me burlo.—¿¡Y qué rayos...!?— no puedo continuar por la risa.—Lo siento— me disculpo intentando no reír por lo que tapo mi boca pero Tae me observa y se contagia.

No te ven tus partecitas todos los días.

—¡Fue lo más humillante de mi vida!— se ríe y tapa su rostro.—¡Mi suegro me vió el pene!— refuta y se carcajea ligeramente.

—¿Y qué dijo el señor?— contengo la risa.

Tae tapa su rostro de nuevo y lo escucho reírse por lo bajo.

—En realidad, solo tiró la puerta apenas nos vió, pero luego no sabía como mirarme, ¡ni yo a él!— se ríe dejándome ver su enrojecido rostro y su cuadrada sonrisa.—No he querido ir a casa de Hae desde entonces

—Si fuera tu tampoco iría— apoyo y me río.—¿Cómo dejaron qué pasara eso?— niego sonriente.— Todos saben que para tener sexo hay que asegurar la puerta

—Hae dijo que llegarían en dos horas— se encoge de hombros.—Y por culpa de eso no he podido dormir pensando en que me vieron mi cosa— señala su entrepierna y me río aún más fuerte.— Y no solo me la vieron, ¡Me la vió mi suegro!— vuelve a reprochar.— Dime como mierdas le miro la cara sin pensar en que vio a su hija haciendo su excelente labor ahí abajo y me la vió— se queja y tapa su cara angustiada mientras yo intento dejar de carcajearme por la reciente desgracia de mi mejor amigo.

Still Whit You | JJK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora