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Llevaba todo el día allí, pero al parecer no era suficiente. No se encontraba preparado para volver a casa y enfrentarse con el contestar lleno de mensajes de Taehyung. Las sorpresas se estaban haciendo un hueco en su vida, dándole los mejores y peores momentos.

Estaba a punto de salir de ese cubículo grande con paneles de cristal, cuando un compañero suyo del estudio apareció.

—Namjoon —dijo Yoongi, algo extrañado—, ¿qué estás haciendo aquí?

—Hola, Yoongi. He venido porque sabía que estarías aquí. Verás, necesito hablar contigo.

Yoongi le miró con ojos de buen entendedor. El chico alto, delgado y moreno que tenía enfrente le había ayudado desde que ambos eran unos críos. Podía considerarle su mejor amigo, y estaba claro que le devolvería el favor.

—Vamos, Namjoon —gruñó graciosamente—. No soy tu jefe, al menos no a tiempo completo...

Namjoon esbozó una sonrisa.

—Verás, lo he estado pensando y... —Contuvo el aliento—. Bueno, me gustaría poder adelantar mis vacaciones.

Yoongi levantó la cabeza y se cruzó de brazos.

—Y, ¿puedo saber por qué?

—Sí, claro. —Namjoon se sacó la cartera del bolsillo de atrás del pantalón y extrajo una pequeña foto—. Creo que no hace falta que te diga más.

Yoongi se acercó la fotografía a los ojos para ver con claridad. Sin lugar a dudas, era una atractivo chico. Seguramente, la nueva conquista de su amigo.

—Nam, ¿qué has hecho esta vez? —preguntó, divertido.

—Nada, te lo juro. —Namnjoon levantó las manos, siguiéndole el juego—. Esta vez es diferente.

—¿Cuántas veces crees que te he oído pronunciar esas mismas palabras?

—Lo digo en serio, Yoongi. Esta vez es completamente distinto. Es... el chico que estaba buscando.

Yoongi se rió entre dientes al mismo tiempo que volvía a mirar la imagen.

—Tengo que admitir que tienes buen gusto. —Le tendió la foto—. Es muy guapo.

—Lo sé —dijo, mientras se guardaba la fotografía de nuevo en la cartera—. Creo que es perfecto para mí.

—Vaya, esto sí que es nuevo. ¿Va en serio?

—Eso espero —comentó Namjoon.

—Espera —dijo de repente—. Creo que eso no responde a mi pregunta. ¿Por qué quieres adelantar tus vacaciones? ¿Vas a fugarte con él?

—Sí y... no.

—Vale, creo que no te sigo.

Namjoon se rascó el mentón mientras disimulaba su nerviosismo.

—Voy a fugarme con él para que pueda ver a sus padres.

—¿Qué? —exclamó—. ¿Ya quieres echarte la soga al cuello?

—No, no... —Namjoon negó con la cabeza—. No es lo que parece. Verás, lleva mucho tiempo sin verles y desea presentarme... —Se mordió el labio—. Tengo algo ahorrado, así que el gasto del viaje no será un problema.

Yoongi estaba sorprendido.

—¿No se suponía que el dinero lo reservabas para comprarte el coche de tus sueños?

Namjoon asintió fugazmente pero luego se encogió de hombros.

—Supongo que el amor ha llamado a mi puerta.

—Ya lo creo —corroboró Yoongi—. Y de qué forma...

Los dos amigos rieron con ganas.

—Bueno, entonces...

—¿Entonces?

—¿Puedo irme antes? —suplicó.

—Por mí no hay ningún problema, pero tengo que encontrarte un sustituto antes de que te marches.

—Oh, no te preocupes por eso —aseguró Namjoon—. Ya me he encargado yo. Mi hermano Tao estará aquí la semana que viene. Créeme, no notarás la diferencia.

—En ese caso... —Le guiñó un ojo—. Por mí, puedes irte esta misma noche.

Como si le hubieran dado la noticia de su vida, Namjoon se aproximó a su amigo y le dio un abrazo.

—Muchísimas gracias, colega. No sé cómo agradecértelo.

—Vale, tranquilo. Creo que tienes las hormonas algo revolucionadas...

Namjoon arqueó las cejas.

—¿Y me lo dices tú? Yoongi, tú estás a punto de casarte.

—Lo sé, y el hecho de que no puedas asistir es algo incómodo para mí...

—Lo siento, Yoon. Estaría encantado de poder ir, pero lo que tengo entre manos es demasiado...

Yoongi movió la mano para pedir silencio.

—Tranquilo, no pasa nada. A veces estas cosas suceden. Prométeme que al menos mantendrás la cabeza fría.

—Claro.

El teléfono de Namjoon comenzó a sonar.

—Es él —susurró Namjoon.

—¿Quieres que conteste en tu lugar? —broméo Yoongi—. Anda, vete ya. Creo que tu Julieta te necesita.

Namjoon salió del estudio como un rayo. Todo quedó en un gran silencio.

No pasaron ni cinco minutos cuando la puerta de entrada volvió a abrirse. Yoongi se aproximó y pudo ver a Namjoon caminando hacia él con pasos rápidos.

—¿Qué haces aquí? —preguntó—. No me digas que te has arrepentido de tus vacaciones...

Namjoon negó con la cabeza.

—Estaba a punto de subirme al coche cuando he visto a alguien que estaba a pocos metros de la entrada.

—¿Y?

—Parecía confuso.

—¿Confuso? —Su mente comenzó a divagar.

—Sí —afirmó—. Ha preguntado por ti.

Yoongi dio un respingo. Pensó en Taehyung.

—Supongo que mi novio es incapaz de estar dos minutos sin mí...

—No —espetó Namjoon—. No era Taehyung.

—¿Entonces? —Arqueó las cejas—. ¿Qué quería?

Namjoon se encogió de hombros, sin saber muy bien qué decir.

—No me ha querido decir su nombre. Dice que es importante que hable contigo. Asegura que no va a marcharse hasta que lo haga.

—¿Sigue ahí fuera?

—Me temo que sí.

Yoongi frunció el ceño. No sabía la identidad de esa persona. Si Taehyung no era, entonces...

—Vale, dile que pase —dijo—. Y tú vete a casa, ya es algo tarde.

Namjoon le dio una palmada en el hombro a modo de despedida.

—Buena Suerte, Yoongi.

No tenía ni idea, pero eso era justamente lo que iba a necesitar.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora