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Se despertó en una cama que no conocía, con un hombre desconocido durmiendo al lado y una sensación también desconocida. Comenzaba a preguntarse quién era, y qué es lo que había hecho con su antiguo yo.

La luz se colaba tímidamente a través de la persiana bajada, proyectando rayos diversos por toda la estancia. Mantenía los ojos cerrados, intentando acostumbrarse de nuevo a la luz del día. Tenía el cuerpo sumergido entre sábanas negras, de aspecto elegante. Las levantó con cuidado y pudo verse el cuerpo semidesnudo, con la ropa interior puesta. Miró a su lado y al hombre que estaba junto a él. Dormía plácidamente hacia un lado, con el torso descubierto. Muy a su pesar, Jimin seguía percibiendo ese intenso olor de colonia. Se dio la vuelta y pudo ver el reloj digital de una de las mesitas señalando las ocho de la mañana. Sin hacer apenas ruido, se levantó lentamente de la cama, posando en el suelo un pie y luego el otro. Estaba frío. La habitación en conjunto era de aspecto moderno, con toques grisáceos, blancos y negros. El cabecero de la cama era un curioso espectáculo de formas diáfanas y misceláneas.

Tras permanecer un minuto de pie, preguntándose si aquello era real, se agachó y, sintiendo una gran vergüenza, recogió su ropa dispersa por todas partes. Deseaba olvidar lo que había pasado, pero el poco alcohol que bebió durante la noche no consiguió nublarle el juicio. Todo lo contrario, recordaba demasiado bien lo ocurrido, y se gritaba en silencio con duras palabras, reprochándose esa locura que ya no tenía remedio. Perturbado, salió de allí todo lo rápido que pudo.


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El agua cayendo sobre sus hombros no parecía tener ningún efecto calmante; se pasaba las manos por la piel en un intento de borrar las huellas que seguramente aquel tipo habría dejado en él. Comenzaba a sentir repulsión, un vacío inexplicable, como una pérdida parcial de su identidad. No sabía cuál debía ser el siguiente paso. ¿Cómo se suponía que tendría que sentirse? Pasar la noche con un completo desconocido era algo nuevo para él y, aunque se esforzaba por sentirse aliviado, lo cierto es que experimentaba una caída en picado. No se reconocía a él mismo estando delante del espejo. Sus ojos seguían siendo los mismos pero la mirada que proyectaban había cambiado, y todo por culpa de los celos.

Se puso ropa cómoda y se quedó mirando la pared, pensando en tantas cosas al mismo tiempo que su cabeza daba vueltas sin parar, como si no encontrara el eje perfecto en su estabilidad emocional. Su dignidad se había marchado a otra parte, y ni siquiera tenía fuerzas para suspirar. Estaba claro que había cometido un error, y al igual que muchos otros, ya era imposible de enmendar.

Aún podía sentir el extraño tacto de las manos de ese hombre sin nombre; el contacto piel con piel. Aunque en principio pudo resultar tentador, lo cierto es que él no estaba hecho para ese tipo de cosas. Los besos no sabían a nada, y aunque era realmente atractivo y cautivador, Jimin fue incapaz de sentirse verdaderamente atraído por él; su cuerpo desnudo había estado tanto tiempo sin saber del amor que había olvidado cómo actuar. Y lo peor es que fue imposible no pensar en Yoongi. Cada caricia, cada gesto, o cada beso derramado por esas manos extrañas, suponían un recuerdo doloroso para sus entrañas, porque sabía perfectamente que hubiera dado cualquier cosa para que hubiera sido él. Pero no. Él estaba lejos, en su viaje de luna de miel, pasando los días y las largas noches con su hermano. Era Taehyung el nuevo dueño de su piel, el que pasaría horas a su lado, sintiéndose realmente afortunado por haberle encontrado, mientras que Jimin se sentiría completamente abatido por haberle perdido por segunda vez.

Estaba intentando convencerse a sí mismo para desayunar algo cuando escuchó unos insistentes golpes sobre la puerta. Con el corazón en la boca, fue directamente a la entrada y abrió. Se quedó paralizado al ver a su mejor amigo plantado allí, justo delante de él, con los ojos bien abiertos y una expresión que no recordaba haber visto antes.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora