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Yoongi y Taehyung habían salido a dar una vuelta con Namjoon. Al parecer, se llevaban bastante bien, así que Yoongi no tenía que preocuparse lo más mínimo.

—Podemos ir a un bar que conozco.

Taehyung le interrogó con la mirada, sorprendido por el comentario.

—Ni siquiera ha anochecido —apuntó Yoongi—. ¿Ya quieres emborracharte?

—No, únicamente quiero refrescarme la garganta —alegó—. Pero si preferís hacer otra cosa...

Mientras se planteaban las distintas alternativas, continuaban con su largo paseo.

Todo iba bien hasta que Taehyung se quedó rezagado, parando en seco. Los otros dos continuaban con la conversación.

—Esperad —dijo Taehyung—. ¿Qué es esto?

Yoongi se dio la vuelta y encontró a su esposo observando atentamente el escaparate de lo que parecía ser una tienda de cartomancia, brujería o algo parecido.

—Vaya, ¿quieres entrar? —aventuró Namjoon.

Taehyung no contestó. Eso significaba que estaba planteándoselo. Dirigió la mirada a su marido.

—¿Qué? —masculló Yoongi—. ¿No pensarás entrar ahí?

—¿Por qué no? Podemos... echar un vistazo.

Yoongi se cruzó automáticamente de hombros. Se negó en rotundo.

—De eso nada, Taehyung. Todo eso no es más que un puñado de mentiras.

Sus palabras no tuvieron ningún efecto sobre el menor ni tampoco en Namjoon.

—Me gustaría echar un vistazo. No creo que eso vaya a hacernos daño, ¿no?

—Oh, vamos —exclamó Namjoon—. ¿Desde cuándo te dan miedo unas insignificantes cartas?

Yoongi puso los ojos en blanco.

—No me dan miedo esas cosas, es sólo que no entiendo cómo queréis perder el tiempo de forma tan absurda.

—Es para probar —comentó Taehyung—. No puedes decirme que no.

—¿Y eso por qué?

—Soy tu esposo. —Se mordió el labio intencionadamente—. Se supone que debes complacerme de cualquier manera, y ahora quiero que una vidente me eche las cartas.

Ante el mensaje directo de Taehyung, Namjoon literalmente rompió en carcajadas, apoyando las manos sobre las rodillas, arqueado.

—¡Tocado y hundido! —chilló—. No tienes escapatoria, colega.

Yoongi suspiró, metiéndose las manos en los bolsillos.

—De acuerdo, si vosotros queréis ir, por mí no hay ningún problema —gruñó—, pero yo me quedo aquí. Nunca he creído en ese tipo de cosas.

Taehyung volvió a la carga, con intención de hacerle cambiar de idea.

—¿Nunca has sentido curiosidad? —preguntó Taehyung.

—Siento decepcionarte, pero no.

Taehyung cambió sus angelicales ojos por unos todavía más suplicantes.

—Por favor, cielo... Quiero que tú también estés presente.

—Sí, cielo —bromeó Namjoon—. Deja que alguna señora con una bola de cristal te lea el futuro.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora