El viento del norte ya volvía a hacer de las suyas, como si hubiera echado de menos a esas dos personas en concreto. Después de volver al presente, Yoongi y Taehyung habían regresado, con las maletas llenas y unos nuevos aires en su ahora vida en común.
—Ya falta poco —concluyó Yoongi.
—Lo sé.
Taehyung no dejaba de mirar a ambos lados de la carretera, intentando analizar todo en un segundo. Tenía las manos sobre las rodillas, mientras que una de sus piernas se movía frenéticamente, siguiendo el mismo patrón una y otra vez.
—¿Qué ocurre?
—Estoy nervioso —confesó, mordiéndose el labio.
—No tienes por qué estarlo.
—Lo sé, pero quiero llegar cuanto antes y desempaquetarlo todo.
—¿Todo?
—Bueno, al menos lo más esencial.
Yoongi dejó escapar una risa ahogada.
—Taehyung, siento recordarte que mi casa está perfectamente equipada. No echarás nada en falta, te lo aseguro.
Taehyung soltó un bufido mientras apoyaba su barbilla sobre la palma de la mano derecha, escrutando el paisaje relleno de pinos.
—No me refería a eso. Quería decir que quiero acostumbrarme cuánto antes, por eso quiero instalar algunas cosas mías. Supongo que no te importará, ¿verdad?
Yoongi se atrevió a desviar un segundo la mirada de la carretera para posarla en su esposo. Estaba realmente precioso cuando se mostraba frágil e inseguro, como el niño que aún seguía siendo a tiempo parcial.
—Puedes hacer lo que quieras.
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Más allá del inmenso verdor de los árboles de los alrededores, la magnífica casa de Yoongi se erguía con plenitud detrás de una alta verja de hierro negro; un gigantesco chalet moderno de formas cúbicas construido en mármol negro, con inmensos ventanales, y una piscina en la parte de atrás, con miles de metros de hierba fresca.
—Vaya, no recordaba lo fantástica que era —susurró Taehyung.
Yoongi se acercó por detrás y lo abrazó.
—Ahora lo será aún más porque no tendré que vivir solo. Ya no será tan... solitaria. —Le dio un beso en el cuello—. Toda nuestra.
—¿Estás seguro de eso? —bromeó Taehyung—. Sabes que puedo ponerlo todo patas arriba en cuestión de minutos.
—Haz con ella lo que quieras —susurró él, mientras introducía el número de acceso de seguridad.
El inmenso vestíbulo tenía techos de al menos ocho metros de altura, con un color marfil impregnando cada rincón. La escalera kilométrica que se divisaba en el lado izquierdo dibujaba un elegante paisaje elevándose hasta la planta superior, haciendo un trayecto en el aire que alcanzaba el extremo derecho. Había varios pilares negros, contrastando con el blanco. Esculturas y cuadros se arremolinaban cada cierta distancia, originando la idea de parecerse más a una galería de arte que a un domicilio.
Los dos atravesaron esa primera estancia hasta llegar al fondo, donde existían dos puertas; la de la izquierda daba a la biblioteca, y la de la derecha al pequeño pasillo para acceder al grandísimo salón comedor. La perspectiva era excelente, con infinitos rayos atravesando el cristal, dando de lleno a cada rincón.
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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )
Hayran Kurgu❝ Los Ángeles También Lloran (Adaptación Yoonmin) ❞ ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad? ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renunciarías a tu mayor anhelo en favor de los demás? ¿Cuántas veces se puede querer? ¿Existe un único...