Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )

40

Yoongi comenzaba a perder los nervios gracias a la poca paciencia de Taehyung. Youngmi y Seung estaban a punto de llegar pero su hijo no parecía querer esperar ni un minuto más, moviéndose de un lado para otro, como una danza perfectamente milimetrada.

—Taehyung, no vas a conseguir nada moviéndote de un lado para otro.

Él resopló, molesto.

—Eso ya lo sé, pero tampoco me puedo estar quieto.

—No tardarán demasiado en llegar.

—¿Crees que les gustará? —preguntó, removiéndose el pelo, aún más nervioso.

Yoongi torció el gesto.

—Taehyung, creo que eso debería preocuparme más a mí, ¿no crees?

Taehyung iba a contestar de nuevo pero en ese momento se escuchó un pitido agudo y breve, actuando como timbre.

—¡Ya están aquí!

—¿Abres tú?

Taehyung no dijo nada y salió disparado hacia la puerta principal, cruzando como un rayo el trayecto que había de por medio.

—¡Mamá! —exclamó.

Con el estómago algo revuelto, Yoongi suspiró y caminó en dirección a la entrada. Cuando llegó, vio a Taehyung literalmente atrapado entre los brazos de su madre, que no dejaba de sollozar.

—¡Cariño! —gritó Youngmi—. ¡Me alegro tanto de verte!

Su hijo le devolvió la sonrisa, soltándose progresivamente de esas dulces ataduras.

—Lo sé, mamá. Parece que lleváramos sin vernos demasiado tiempo.

—Eso es algo que espero que no llegue a ocurrir.

Yoongi desvió la mirada y se encontró con los verdes ojos de Seung. Con cierto congojo, se adelantó y le tendió la mano.

—¿Cómo está?

—Bien, gracias. —Miró asombrado los altos techos—. Creo que no hace falta que te haga la misma pregunta.

Sin saber si debía tomárselo literalmente, Yoongi se limitó a sonreír.

—¡Oh, dame un abrazo! —exclamó de repente Youngmi, tendiéndole los brazos para que Yoongi se inclinara a abrazarla.

—Youngmi —pronunció—, ¿cómo está?

—De maravilla, cielo.

Yoongi automáticamente frunció el ceño. No terminaba de acostumbrarse a los apelativos cariñosos de su suegra.

—¿Queréis que os enseñe la casa? —preguntó Taehyung, con gran ilusión.

—Oh, desde luego.

—Yo prefiero esperar aquí —gruñó Seung—. Me quedo con Yoongi.

Youngmi le dedicó una mirada llena de súplica a Yoongi.

—¿Puedo ver vuestra casa?

Yoongi dibujó una sonrisa maravillosamente perfecta en su boca, complacido.

—Por favor —indicó con la mano.

Taehyung agarró del brazo a su madre y tiró de ella con suavidad. Aceleraron sus respectivos ritmos, con el corazón en la boca.

—Madre mía, no tenía ni idea del tipo de vida que lleva tu marido.

Taehyung asintió, orgulloso.