Las semanas siguientes fueron lo más extraño que Jimin había vivido nunca. Todo estaba del revés, y no se acostumbraba a la nueva forma que tenía Hoseok de mirarlo. Se contentaba con creer que sería cuestión de tiempo acostumbrarse a su nueva vida. Al menos, se sentía aliviado. No tenía por qué seguir ocultando a Hoseok sus pensamientos. Volvían a hablarse, pero iba a necesitar mucha paciencia para que aquel hombre recuperara su cercanía y sentido del humor. Lo entendía; no era fácil hacerse a la idea de que su mejor amigo estaba enamorado del marido de su propio hermano.
A pesar de continuar con su descanso antes de empezar en serio, los dos habían decidido pasarse por el teatro para organizar un poco el papeleo y todas las sesiones que les aguardaban. El teléfono había estado todo el día sonando, y después de muchas negociaciones, había conseguido el acuerdo que llevaban tiempo buscando. Todo eso les consumió las energías. Serían las seis de la tarde cuando decidieron poner punto y final a ese día tan ajetreado. Cerraron las puertas del edificio e intentaron despedirse de forma correcta.
—Aún es temprano —comentó Jimin.
—Sí, pero parece como si lleváramos todo el día aquí metidos. Ha sido un día de locos.
—Ya, pero por lo menos hemos conseguido lo que queríamos.
—Ha sido gracias a ti. Has insistido hasta el último momento.
Jimin sonrió tímidamente. Se colocó el pelo detrás de la oreja.
—¿Quieres que vayamos a tomar algo? —propuso.
Hoseok lo miró sin ganas. Cansado.
—Lo siento, pero creo que no —contestó—. Me voy a casa. Estoy completamente agotado.
—Y yo.
Jimin asintió y se despidió tímidamente con la mano. Siguieron caminos opuestos hasta que Hoseok paró de pronto.
—Jimin.
Él se dio la vuelta automáticamente al escuchar su nombre.
—¿Sí?
—Si necesitas cualquier cosa, lo que sea, llámame. —Torció la cabeza—. Sigues contando conmigo, ¿entendido?
Obtuvo una sonrisa brillante como respuesta. Al menos no tenía intención de apartarlo de su lado.
—Gracias.
—No hay de qué.
—Lo digo en serio, Hoseok. No sé qué haría sin ti.
Hoseok torció los labios, aparentando sonreír.
—No llegarías demasiado lejos, de eso estoy seguro.
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La casa estaba silenciosa, más que de costumbre. Había cenado con énfasis, y su estómago lo agradecía enormemente. Se encontraba en el sofá, reflexionando. Consultó el reloj de pared. Eran apenas las once de la noche, pero sus párpados eran demasiado pesados. Apagó todas las luces y, después de darse una fugaz ducha caliente, se metió en la cama. Dejó escapar un suspiro de alivio. Estaba débil y necesitaba urgentemente unas horas de sueño. No quería ni pensar en lo que se le venía encima con el teatro. El estrés algún día acabaría con él. Los viajes serían su única rutina al menos durante un par de meses. Se contentaba al recordar que su trabajo era su pasión.
Comenzaba a quedarse dormido pero ese placer le fue arrebatado. Algo le hizo abrir los ojos. Escuchó atentamente. Tal y como había supuesto, era el teléfono. Estaba sonando con fuerza. Se levantó a toda prisa y fue al salón con la esperanza de llegar a tiempo. Alargó la mano cuando estuvo a su alcance y contestó con fingida tranquilidad.
—¿Sí?
—Jimin, soy yo.
Acabó por despertarse en cuestión de milésimas. Era Taehyung el que estaba al otro lado del teléfono.
—Hola —susurró Jimin—. ¿Cómo estás?
—Bien, como siempre. ¿Y tú? La última vez te fuiste sin despedirte.
—Lo sé, pero con la discusión que tuvimos la noche anterior...
—Aún así, deberías haberme avisado —gruñó— Cuando me desperté, Yoongi me dijo que te habías ido con Hoseok. Se te da de lujo eso de largarte sin avisar.
El aliento se le congeló. No podía ignorar la verdad. Siempre acababa comportándose de la misma forma.
—Lo siento mucho. Dije cosas que no debí. Siempre meto la pata...
—No quiero hablar de eso —interrumpió—. Te llamo por mamá. Dentro de nada es su cumpleaños, y como es lógico, quiere que estés presente.
El hombre de ojos verdes casi se tambaleó. Lo había olvidado por completo. Sin querer, pensó en Yoongi. Él iba a estar presente, y si Jimin acababa asistiendo estarían de nuevo frente a frente, y eso era lo último que quería hacer.
—Pero Taehyung tengo que trabajar —se excusó—. Tengo un montón de representaciones...
—Por favor, Jimin. Esto no tiene nada que ver conmigo. Tienes que hacerlo por mamá. Haz lo que sea para poder venir. Te echa mucho de menos. —Hizo una pausa—. Bueno, a decir verdad todos te echamos de menos.
—Pero...
—Tienes recursos a tu alcance. Si eres el jefe puedes arreglártelas.
—Eso es relativo...
—Para ti todo es relativo.
Hubo otra pausa. Estaban sin ideas.
—¿Cómo te va a ti en el invernadero? —se interesó Jimin.
—Bien, supongo. Mi jefa ya no está tan insoportable.
—Me alegro. —Se mordió el labio y tomó fuerzas para retomar con sus disculpas—. Escucha, de verdad me arrepiento de ese último día. No sé qué diablos me pasó. Fui un estúpido contigo.
—Eso es agua pasada. —Aunque parecía que tenía intención de creérselo, lo cierto es que su voz denotaba todo lo contrario—. ¿Puedo contar contigo para el cumpleaños de mamá?
Se iba a arrepentir, pero de todas formas no podía negarse.
—Claro —susurró—. Allí estaré.
—Genial, se alegrará de saberlo.
—Pero aún no sé qué regalo tengo que comprar. Nunca se me han dado bien esas cosas...
Taehyung emitió una leve risa. Era un alivio escucharlo reír.
—En tu caso, lo tienes más fácil.
—¿Por qué?
—El mayor regalo que puede recibir por tu parte es que estés con ella. Te aseguro que nada material podría alegrarle tanto.
—¿Tú ya sabes qué regalarle?
—Aún no —admitió—. Tendré que pensar en algo.
—¿Y a qué hora quieres que llegue?
—Por la mañana —contestó Taehyung—. Ya sabes, para prepararlo todo. La llevaremos a comer a un buen restaurante.
—Creí que sería en casa. Siempre lo hemos celebrado en la isla...
—Por eso precisamente hemos pensando en cambiar de planes. Se merece pasarlo bien, así que iremos a la ciudad.
—De acuerdo.
—Bueno, entonces ya todo está arreglado. Te iré a buscar a primera hora al aeropuerto. —Carraspeó—. Tengo que colgar, Jimin.
—Está bien —susurró—. Gracias por llamar.
—A ti —contestó su hermano menor—. Lo has cogido a la primera.
Sonrió en silencio.
—Cuídate, Taehyung.
—Ya lo hago, Jimin. Tú debes hacer lo mismo. Nada de problemas con la comida. Espero por tu bien que ya estés recuperado, de lo contrario mamá se pondrá echa una fiera.
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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )
Fanfiction❝ Los Ángeles También Lloran (Adaptación Yoonmin) ❞ ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad? ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renunciarías a tu mayor anhelo en favor de los demás? ¿Cuántas veces se puede querer? ¿Existe un único...