Era el único día libre de Jimin. Se había pasado las últimas semanas de aquí para allá, de reunión en reunión, hablando con la gente adecuada para asegurar la continuidad de su humilde compañía. Esa mañana se había teñido de gris, con espesas nubes en lo alto del cielo, por eso prefirió quedarse todo lo que pudo escondido entre las sábanas, con un sueño reparador inundándole cada centímetro de la piel.
Llamaron a la puerta, lo que provocó que el corazón se le colapsara en cuestión de un segundo. Escuchó atentamente para asegurarse del todo. Llamaron por segunda vez. A regañadientes, se levantó corriendo y se puso los pantalones del día anterior. Se pasó la mano por el pelo, confiando en que estuviera más o menos presentable. Se quedó parado justo delante de la puerta.
—¿Quién es? —gruñó, con una voz perezosa.
—Buenos días —saludó alegremente una voz masculina—. Traigo un paquete para Park Jimin.
Él asintió de mala gana en silencio. Abrió la puerta y se topó con un chico de pocos años, de mirada risueña y gorra.
—Buenos días... —susurró el joven, quedándose momentáneamente impactado por los rasgos naturales de Jimin—. Traigo un paquete para usted. —Sacó de su enorme mochila un paquete de dimensiones reducidas—. Aquí tiene.
Extrañado, Jimin cogió entre las manos el pequeño paquetito, que al parecer, había recorrido unos cuantos kilómetros.
—Si tiene la amabilidad de firmar aquí —dijo el muchacho, indicando el extremo inferior derecho de una página repleta de datos.
—Claro —Cogió el bolígrafo que le tendió el joven y con destreza garabateó sus trazos—. Aquí tiene.
—Muchas gracias. Que tenga un buen día.
—Sí —musitó, sin estar demasiado convencido de ello—. Lo mismo le digo.
Cerró la puerta, con el objeto sin identificar todavía en la mano. Fue a la cocina y se quedó mirando la cafetera con ojos algo turbios. La lengua parecía de caucho, y el estómago le pedía urgentemente algo con que llenarlo, así que por el momento el misterioso elemento envuelto tendría que esperar. Necesitaba una ducha para despertar del todo y en especial, un buen café.
El agua liberó los primeros pensamientos de la mañana. La calidez de cada gotita le indicaba lo agradable de esa sensación; podría haberse quedado todo el día allí metido, pero no era una opción válida. Salió de la ducha y se vistió con ropa holgada, cómoda, con un aspecto algo desarreglado incluso a esas tempranas horas. Cuando volvió de nuevo a la cocina, cogió el paquetito y se lo llevó al cuarto de estar, donde se tomó unos minutos para reposar sobre su cómodo sofá, pestañeando de forma casi automática, deseando empezar con buen pie pese a todo.
Deslizó los dedos por el envoltorio de papel marrón —que curiosamente no tenía remitente—, rasgando cada fino centímetro de ese material, con la esperanza de toparse con algo que mereciera la pena; una de aquella de sus sonrisas que hacía tiempo que no veía. Cuando finalmente descubrió el contenido del pequeño paquete se llevó literalmente la sorpresa de su vida. Se rompió en mil pedazos, quedando roto e inservible, inútil. Sostenía entre las manos un pequeño objeto blanquecino, gastado por los bordes, con ligeras plumas aún sosteniéndose sobre la parte central... Jimin calló de rodillas al suelo, con cada una de sus terminaciones nerviosas centelleando y mandando al encéfalo un mensaje descifrado violentamente. Se llevó las manos a la cabeza, horrorizado, preso una vez más de su pasado. Comprendió que, de una forma u otra, le iba a resultar imposible escapar de lo que un día fue.
La noche llegó sin avisar, descubriendo un cuerpo repentinamente débil, grisáceo, casi inerte. Las lágrimas no habían dejado de rodar por sus mejillas, inundándolo todo a su paso: párpados, pestañas, nariz, labios... Se sentía a morir, visualizando al responsable directo de aquella tragedia a través de la estancia. Si quería hacerlo sufrir, desde luego lo estaba consiguiendo, porque ya había llegado a su propio límite y su cordura se negaba a responder de nuevo, catapultándolo a unas profundidades demasiado dolorosas incluso para él.
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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )
Fanfiction❝ Los Ángeles También Lloran (Adaptación Yoonmin) ❞ ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad? ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renunciarías a tu mayor anhelo en favor de los demás? ¿Cuántas veces se puede querer? ¿Existe un único...