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Ese día de buen tiempo la isla estaba pletórica. Taehyung había decidido ir a visitar a su madre; era su día libre y, puesto que Yoongi estaba trabajando, no quería quedarse solo en esa gigantesca casa, por eso se presentó sin avisar. Sin embargo, eso no resultó ser ningún problema para Youngmi, que no había dejado de sonreír desde que su hijo menor estaba en casa, tomando un café en el salón.

—Se hace raro no estar por aquí —sollozó Taehyung.

—Dímelo a mí. Todo está demasiado silencioso.

—¿Y papá?

Youngmi puso los ojos en blanco.

—Ha tenido que irse. Le ha surgido una reunión de última hora.

—Creo que eso me recuerda a alguien...

Su madre se levantó para volver con más café. Volvió a sentarse.

—¿Qué estás pensando?

Taehyung se removió en su asiento.

—¿Qué?

—Cielo, eres como un libro abierto. Se nota cuando algo te preocupa. —Torció ligeramente la cabeza—. ¿Qué ocurre?

—Nada...

—¿Crees que es tan fácil engañar a tu madre?

El silencio duró únicamente unos pocos segundos.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro. ¿De qué se trata?

Taehyung resopló un par de veces antes de soltarlo.

—¿Alguna vez has tenido miedo de equivocarte y no hacer lo correcto?

—Naturalmente, Taehyung. No es algo exclusivo, si es eso lo que te preocupa. —Se sirvió otra taza de café—. Todos cometemos errores.

—Sí, pero... —Contuvo la respiración—. ¿Y si no pudieras controlarlo?

—No podemos tener el control sobre todas las cosas, pero no te preocupes. Es normal. Ya te acostumbrarás.

—No es por mí, mamá.

Youngmi le miró extrañada, con el ceño fruncido.

—Cielo, no te entiendo.

El chico de pelo dorado se mordió el labio, indeciso.

—¿Qué hacías cuando papá y tú os peleabais?

—Así que es eso, ¿no? Yoongi y tú os habéis peleado.

Taehyung negó con la cabeza.

—No exactamente.

—Entonces, ¿qué es lo que va mal?

—Es su continuo silencio —protestó Taehyung—. Casi nunca discutimos pero es debido a que él ni siquiera me permite hablar. Termina la conversación en el momento que considera oportuno.

—La falta de comunicación puede tener graves problemas si no los solucionáis ahora.

—Me encanta cómo es, pero a veces me da la sensación de que es demasiado reservado. —Bebió un trago de su taza—. Sé que algo se me escapa pero no sé qué es.

—¿Se lo has preguntado?

—Claro que lo he hecho, pero nunca me cuenta nada.

Youngmi asintió en silencio.

—Debes respetarle.

—Lo hago, pero a veces resulta muy molesto. Es como si no confiara en mí.

—Algunas personas suelen ser complicadas de entender.

—Entonces Yoongi se lleva el primer premio.

El teléfono comenzó a sonar. Youngmi inclinó la cabeza y salió del salón para contestar. Mientras tanto, Taehyung seguía dándole vueltas al asunto. Youngmi volvió cinco minutos después.

—Lo siento cielo —se apresuró a decir—. Cosas del trabajo.

—No pasa nada.

Su madre tomó asiento otra vez.

—¿Por dónde íbamos?

Taehyung no contestó. En lugar de hacerlo, se quedó un instante pensativo, hasta que al final explotó con aquello que no lograba entender.

—¿Crees que es normal que sueñe con su padre?

—¿Qué?

—Sé que parece una locura, pero es cierto. Al menos, es lo único que he conseguido sonsacarle.

—Espera —interrumpió su madre—. ¿Qué tiene eso que ver con lo vuestro?

—No lo sé. —Taehyung puso los ojos en blanco—. Sé que hay ciertas cosas de las que no le gusta hablar, pero eso no significa que tenga que apartarme de él cada vez que intento entenderle.

—¿Y crees que no quiere hablar de su padre?

—No lo creo, lo sé —gruñó—. Nunca me ha contado nada acerca de sus padres, y a lo mejor ahora creo que empiezo a entender algunas cosas...

—¿Cómo cuáles?

—Pues... —Se revolvió el pelo—. Al no tener contacto con sus padres, quizá necesita direccionar esa falta de atención con la supuesta necesidad de tener hijos.

Youngmi arqueó las cejas.

—¿Quiere ser padre... ya?

—Eso es al menos lo que ha dejado claro. Aunque a decir verdad ya no estoy seguro del todo porque cuando nos peleamos...

—¿Os peleasteis por ser padres? —entonó Youngmi—. ¿No quieres tener hijos?

Taehyung dejó escapar un bufido.

—Ya sabes que soy joven, mamá. No tengo prisa por quedarme embarazado. Tener un hijo no hará que me sienta más enamorado de Yoongi.

—A lo mejor él no opina lo mismo.

—Lo sé —admitió—. En ese sentido, os parecéis bastante. Dice que le encantan los críos, pero yo aún no estoy preparado para algo como eso.

Youngmi asintió varias veces en silencio.

—Bueno, debes zanjar ese tema. Probablemente vuestras ficticias discusiones tengan mucho que ver con eso.

—Ya lo hablamos. —Se ruborizó—. Al menos de momento, todo está aclarado. Me dijo que no me presionaría más para que tuviéramos hijos y que iba a hacer todo lo posible por hacerme feliz...

—Creo que eso se le da bastante bien.

Su hijo asintió, aumentando el color rojo en sus mejillas.

—Aún hay algo que no te he contado.

—¿El qué?

Con gran orgullo, Taehyung extendió su mano izquierda, con el precioso anillo de diamante que Yoongi le había regalado en su particular cena de pedida.

—¿Qué te parece?

Su madre abrió la boca, totalmente sorprendida.

—Oh, Dios mío. —Se inclinó para adelante—. No me digas que...

—Decidió organizar una cena para pedirme que me casara con él. —Su estómago saltaba de pura alegría—. Creo que somos la primera pareja que hace las cosas en sentido contrario.

—Está loco.

—Eso mismo le dije yo. —Suspiró—. Tenías que haberlo visto, mamá. Reservó el restaurante para nosotros solos y fue tan... mágico.

—Taehyung, puedes estar seguro de una cosa —susurró—. Ese chico te quiere.

—Lo sé, y también sé que nunca me haría daño.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora