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La noche seguía manteniendo la temperatura ideal. No podían haber elegido un lugar mejor para disfrutar de sus primeros momentos como un feliz matrimonio, paseando a cada rato sobre la fina arena, bebiendo cócteles, y diciéndose cosas que únicamente ellos entendían.

Yoongi esperaba a Taehyung en la parte de atrás del restaurante, con el mar como fondo, y la peculiar melodía que emitían los comensales de las otras mesas. Miraba sus manos con determinación, haciendo girar el anillo una y otra vez, consiguiendo que emitiera pequeños destellos de plata. Llevaba unos pantalones elegantes de color gris oscuro y una camisa blanca, abierta por el pecho.

—¿Desea tomar algo el señor mientras espera? —preguntó una voz.

Yoongi se sobresaltó. Se dio parcialmente la vuelta y encontró a una pequeña mujer ataviada con el uniforme; de mirada oscura y sonrisa natural.

—Oh, no se preocupe —dijo—. Estoy bien así. Pediré todo cuando venga mi esposo. Gracias.

Con un fiel gesto de inclinación de cabeza, la mujer se despidió y desapareció entre la oleada de las demás mesas.

—Vaya, veo que no pierdes el tiempo en charlar con otra gente, y todo a mis espaldas...

Otra vez recibió una sacudida eléctrica por la espalda. Ahora era Taehyung el que estaba intentando provocarle un ataque al corazón. Ni siquiera lo había visto venir.

—Por Dios, Taehyung...

—¿Qué?

—No vuelvas a hacer eso. Sabes que soy muy sensible para esas cosas...

No pudo terminar la frase tal y como quería. Su visión se concentró en el impresionante hombre que se encontraba de pie, a un metro de distancia. Llevaba un ajustado pantalón blanco combinado con una camisa de un tono dorado la cual hacía juego con su cambiante tono de piel, ahora mucho más aceitunado. No recordaba haberlo visto así antes.

—Por tu expresión, yo diría que también eres sensible a otro tipo de cosas, ¿verdad?

Ese comentario provocó una risa pícara. Era evidente que lo había hecho a propósito para dejarlo sin respiración.

—No recuerdo haberte visto ese conjunto. ¿Es nuevo?

—Sí —dijo suavemente—. Esta era una ocasión especial.

Instintivamente, Yoongi bajó la vista, y encontró justo lo que estaba buscando. Aquellos zapatos con plataforma incluida.

—Cielo, algún día esos demoníacos zapatos te acabarán matando.

Taehyung soltó una carcajada mientras tomaba asiento.

—¿No crees que estás exagerando un poco?

—En absoluto —aseguró Yoongi—. Entiendo que eso es algo personal y no pienso oponerme, pero creo que son demasiado. No sé por qué lo haces. Para mí, sigues siendo igual de perfecto con los pies descalzos.

Taehyung le atravesó dulcemente con la mirada. Sus ojos cristalinos parecían dos pedacitos de cielo.

—Eso ya lo sé —dijo con un tono juguetón—. Pero quiero sentirme bien conmigo mismo. —Deslizó una pierna por debajo de la mesa y colocó su pie junto a los de Yoongi, acariciándole el gemelo—. Lo hago por ti.

—¿Por mí? —repitió—. ¿El indomable Taehyung cambiando por un hombre? Vaya, esa sí que es nueva...

—Sabes que quiero estar a la altura —comentó él—. Y en este caso, lo digo literalmente.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora