Tal y como esperaba, Hoseok seguía sin dirigirle la palabra. Los siguientes ensayos después de la pelea entre ambos se habían vuelto distantes y fríos; nadie parecía disfrutar.
—Chicos, ¿Hoseok se ha ido ya? —preguntó Jimin, con la esperanza de que no fuera así.
—Creo que no —contestó Yangmi—. Está arriba.
—¿En su despacho?
—No —aseguró Minato—. En la azotea.
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Jimin titubeaba cada dos segundos. Tenía la puerta negra de acceso a la azotea delante de él pero aún dudaba. No sabía si sería buena idea atravesarla y encontrarse a solas con su amigo, pero al menos tenía que intentarlo. Tal y como estaban, su relación era nula, y no podía quedarse de brazos cruzados esperando a que la suerte le diera una oportunidad que probablemente no llegaría.
El aire en su cara le recordó la altura a la que se encontraba. En efecto, un hombre de espaldas a él estaba allí, contemplando esa parte de la ciudad, sumido en un gran silencio. Con pasos torpes, se acercó, pero manteniendo siempre las distancias. No podía creer que hubiera llegado a esos extremos con el que siempre había sido su mejor amigo. Temía haberle perdido para siempre.
—¿Qué haces aquí?
Hoseok no apartó la mirada del horizonte.
—Necesitaba pensar.
—Si quieres puedo marcharme...
—No es necesario. No me molestas —carraspeó—. La azotea no es mía.
Viendo su única oportunidad entre ese gran silencio, Jimin se llenó de valor y se posicionó a su lado. Colocó las manos sobre el muro de hormigón, contemplando la última luz solar de aquel día. El nudo en el estómago se volvía enorme, casi tanto como su miedo.
—¿Podemos hablar?
Hoseok apretó la mandíbula. Sus ojos estaban cambiados. Habló sin mirarlo.
—¿Para que volvamos a entrar en una discusión que no tiene fin? —Torció la cabeza—. Mejor dejemos las cosas tal y como están.
Se dio la vuelta y comenzó a andar con la intención de abandonar la azotea, pero Jimin no estaba dispuesto a dejarle marchar y le alcanzó.
—Espera. —Le sujetó de la mano, con ojos tristes—. De verdad, necesito hablar contigo.
—Mira, Jimin... No quiero discutir. Lo detesto.
—Yo tampoco, y por eso he venido para pedirte perdón. —Reprimió las lágrimas—. Me he comportado como un idiota cuando tú sólo intentabas ayudarme.
—Sí, pero mis esfuerzos no sirven para nada si no estás dispuesto a dejarte ayudar. Tienes que entender que lo que te ocurre es muy serio —aseguró—. No estoy hablando de tus problemas sentimentales. Hablo de tu cuerpo. Estás más débil que nunca. Has permitido que te afecte de tal manera que has perdido un montón de peso, y es imposible que quieras que permanezca impasible mientras veo cómo mi mejor amigo acaba poniéndose enfermo por alguien que ni siquiera está presente para saber lo que te ocurre.
Jimin se rompía por dentro. Estaba dividido. No dejaba de pensar en Yoongi, pero por nada del mundo quería perder a Hoseok. Le adoraba.
—He cometido un error, y sé que debo darme cuenta de ello.
—¿Ya lo has hecho? ¿Ya has podido darte cuenta?
—Sí. Sé que estoy equivocado.
Hoseok suspiró. Su gran estatura parecía tambalearse desde los cimientos. Su cara era difícil de interpretar.
—Eres mi mejor amigo y no puedo estar así contigo —confesó Jimin—. Te necesito, Hoseok. Eres mi mayor apoyo, ahora más que nunca.
—¿De verdad lo crees?
—Sí —respondió—. Y sé que tú también.
—No importa lo que yo crea, pero sabes mejor que nadie que eres una de las personas que más quiero, Jimin. Eres como mi propio hermano.
Esas sinceras palabras fueron suficientes para que el hombre de ojos verdes acabara por derrumbarse. Alargó sus extremidades y le abrazó, rompiendo a llorar.
—Por favor, perdóname —suplicó—. No puedo seguir con esto.
Hoseok le devolvió el abrazo, también arrepentido.
—No es a mí a quien le tienes que pedir perdón —susurró—. Es a ti mismo, Jimin.
—Jamás nos ha separado nada ni nadie, y no quiero que ahora ocurra. Perdóname.
Hoseok le dio un beso en el pelo, algo más calmado.
—No tengo nada que perdonarte. Está olvidado.
—No sé cómo pude pegarte. —Su voz estaba rota—. Yo jamás haría una cosa así...
—Eso no tiene importancia —dijo Hoseok—. Yo también me pasé. Los dos nos pasamos. Dijimos cosas graves. Yo también estoy arrepentido de lo que pasó ese día, pero no estoy acostumbrado a ver cómo las personas que más aprecio sufren de manera inevitable.
—Lo sé, y he estado tan ciego que no podía verlo. Intentabas echarme una mano y yo no hacía más que estropearlo. De verdad, no sé qué haría sin ti. No puedo imaginarme la vida sin saber que te tengo cerca.
—No voy a irme a ningún lado.
—Te prometo que voy a hacer todo lo posible para acabar con esto —sentenció Jimin.
—Me alegra oír eso. —Se separó un poco y le apartó varios mechones de pelo de la cara—. Vuelve a empezar, Jimin. Sé que puedes hacerlo. Te prometo que estoy contigo al cien por cien. No pienso dejarte solo.
Jimin le devolvió el abrazo con más intensidad. Se sentía libre de nuevo, un alivio corriendo por su torrente sanguíneo. Había vuelto a recuperar una parte esencial de él mismo.
—Lo sé.
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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )
Fanfiction❝ Los Ángeles También Lloran (Adaptación Yoonmin) ❞ ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad? ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renunciarías a tu mayor anhelo en favor de los demás? ¿Cuántas veces se puede querer? ¿Existe un único...