Las tibias luces del alba comenzaban a dejarse ver a través de las nubes que adornaban todo el horizonte. Un gran colorido adornaba el inmenso paisaje, resaltando los matices azules, rosas y naranjas del cielo. Un precioso retrato de los primeros instantes de un nuevo día, con el mar como telón de fondo.
Los invitados comenzaban a llegar, algunos con escasez de horas de sueño en sus caras y otros más despiertos, con sonrisas ensayadas y trajes relucientes con los tímidos rayos de sol.
La puesta en escena era simple, tal y como había pedido Taehyung; blancos y alargados bancos dispuestos a ambos lados para los conocidos de los novios, finas sábanas de seda blanca los cubrían, como si una delgada capa de luz los envolviese. A cada extremo de los bancos, pequeños ramos de flores sobresalían de sus soportes, dando un toque floral a esa atmósfera inmaculada. Había un considerable espacio entre los bancos de uno y otro lado, el suficiente para que el novio, así como el resto de personas imprescindibles, pudieran llegar al altar sin ningún problema. El altar propiamente dicho, distaba mucho de ser como lo sería uno convencional. En realidad, se trataba de una plataforma color marfil de dimensiones reducidas en la que descansaban velas encendidas también de color blanco, una cruz de plata anclada en el suelo, y demás adornos y matices que expandían la idea de que aquella era una boda religiosa y católica, a pesar de no celebrarse en una iglesia.
La hierba fresca, reluciente, y de un color verde intenso, se desplegaba en todo el perímetro, resaltando aún más el encanto, contrastando con el color blanco. Pero a pesar de todo, y en opinión de los invitados, no era una mala combinación. Todos estaban en sus correspondientes puestos, menos la familia más cercana de uno de los novios. Youngmi se encontraba con Jimin, haciendo verdaderos esfuerzos por no llorar antes de tiempo.
—¡Dios! —exclamaba una y otra vez—. Este es uno de los días más felices de mi vida...
Reprimiendo una expresión de enojo, Jimin la invitó a que se calmara.
—Mamá, relájate. La boda ni siquiera a empezado. Sabes que si Taehyung te ve llorando, él te seguirá automáticamente.
Llevaban un buen rato allí de pie, a pocos metros de la casa, saludando y recibiendo cortésmente a los invitados.
—Iré a ver a tu hermano —comentó—. Ven conmigo.
Jimin se negó en rotundo.
—No es una buena idea. ¿Acaso no has escuchado lo que acabo de decir? Vas a ponerlo todavía más nervioso. —Su voz se volvió más serena—. En serio, mamá. Quédate aquí. De todas formas vas a verlo dentro de un momento.
—Pero tu padre lo verá antes —gruñó—. No es justo.
—¿Justo? —Jimin puso los ojos en blanco—. Papá es uno de los padrinos de la boda. Llevará a Taehyung hasta el altar. Creo que es normal que lo vea antes que nadie.
—Sí, pero... Me gustaría verlo ahora. Debe de estar precioso...
—Sabes que Taehyung dejó bien claro que no quería que nadie lo molestase antes de empezar. Quería hacerlo por él mismo. Creo que debes quedarte aquí, si no quieres que se enfade.
La tranquilidad de la mañana se esfumó de un plumazo al llegar dos señoras de bastante edad, apoyándose en gruesos bastones de madera y literalmente embutidas en sus vestidos despampanantes, con colores vistosos. Eran unas primas lejanas de la madre de Jimin. En cuanto Youngmi las vio acercarse, fue a su encuentro con gran entusiasmo y fervor, profiriendo voces agudas y abrazos cada dos segundos.
Volvió a su encuentro con Hoseok. Él estaba algo aturdido, con sueño acumulado en sus visibles ojeras.
—¿Estás bien? —preguntó Jimin.
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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )
Fanfiction❝ Los Ángeles También Lloran (Adaptación Yoonmin) ❞ ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad? ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renunciarías a tu mayor anhelo en favor de los demás? ¿Cuántas veces se puede querer? ¿Existe un único...