Hoseok quería que Jimin desistiera en su intento por recuperar el control en el trabajo. El hombre de mirada verdosa quería reunir a sus compañeros para explicarles lo complicadas que habían sido las últimas semanas, en las que la tensión podía cortarse con un cuchillo.
—¿Estás seguro? —insistió Hoseok—. No tienes por qué hacerlo. Ya son mayorcitos.
—Aún así —comentó Jimin—. Les debemos una explicación.
—En ese caso, démonos prisa. Estarán a punto de irse, si es que no lo han hecho ya.
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Brahama se había marchado, pero el resto de ellos seguían por allí, charlando animadamente. El silencio se elevó por las nubes cuando Hoseok y Jimin aparecieron con caras suplicantes.
—¿Va todo bien? —quiso saber Minato.
—Sí —dijo Jimin—, pero queríamos hablar con vosotros.
—¿No podrías dejarlo para otro momento? —preguntó Fudo, desesperado por desaparecer—. Es tarde.
—Lo sé, pero no os quitaré mucho tiempo. Os aseguro que seré breve.
—Está bien, pero cinco minutos.
El estómago de Jimin se movía estrepitosamente, sin ser capaz de cesar su continuo vaivén.
—Bueno, como ya habéis podido comprobar, últimamente ha habido cierta tensión entre nosotros... Es decir, entre Hoseok y yo, y no hemos sabido actuar como auténticos profesionales. —Se volvió hacia Sunhui, aquella mujer que muy a menudo conseguía sacarlo de sus casillas—. Sunhui, siento mucho lo que te dije. Tú tenías razón. Debimos dejar nuestros problemas a un lado y no supimos hacerlo, pero todo está olvidado. Espero que podáis pasar por alto nuestro error. Os debíamos una disculpa, y queríamos hacerlo ahora.
Sunhui dibujó en sus perfilados labios una sonrisa pícara.
—Vaya, ¿ya os habéis reconciliado?
Jimin puso los ojos en blanco.
—Sí, algo así. Lo único que queríamos era dejar las cosas claras. Fue un error por nuestra parte, y os aseguro que no volverá a pasar.
—¿Por qué ha sido? —preguntó Minato.
—Cierra la boca —espetó Yangmi—. No es asunto tuyo.
Minato frunció el ceño, molesto.
—Tenéis derecho a saberlo —admitió Jimin.
—No es necesario —objetó Hoseok—. Con disculparnos creo que es suficiente.
—Hoseok tiene razón —apuntó Yangmi—. No es necesario que entres en detalles. Con esto nos basta.
—Pero si hay alguna cosa que podamos hacer...
Hoseok carraspeó ligeramente, intentando no parecer demasiado molesto.
—Os agradecemos vuestro interés, pero con quée sigáis trabajando igual de bien, nos conformamos.
—¿Eso es todo? —quiso saber Fudo.
—Sí —gruñó Hoseok—. Eso es todo. Podéis iros.
Cuando estuvo seguro de haberse quedado a solas con Jimin, Hoseok lo reprendió ligeramente.
—¿Es que te has vuelto loco? —masculló—. ¿De verdad ibas a decirles lo que te ocurre?
—Claro que no —susurró Jimin—. Al menos, no literalmente.
—Creo que empiezas a delirar...
Jimin iba a contestar pero no lo hizo. Minato había vuelto a entrar.
—Jimin, ¿podemos hablar un minuto?
—Claro.
Hoseok desapareció en dirección a las oficinas, dejándoles solos.
—¿Qué ocurre?
Minato se metió las manos en los bolsillos.
—Oh, nada en realidad. Quería decirte lo mucho que agradecemos tu deseo de que todo vuelva a la normalidad. —Se encogió de hombros—. La verdad es que el ambiente se estaba volviendo demasiado raro...
—Lo sé, y yo soy el más agradecido. Me he comportado como alguien que no soy en realidad.
—¿De verdad estás bien?
Claro que no lo estaba, pero tenía que fingir una media sonrisa y hacer todo lo posible por afirmarlo.
—Sí, Minato. Estoy bien, de verdad.
—A lo mejor no debería decirte esto, pero...
—¿Decirme qué?
—Jimin, nos preocupas. —Torció el labio superior—. No sabemos qué problemas tienes, pero cuentas incondicionalmente con nosotros. No queremos que... enfermes.
Jimin sintió un pinchazo en la columna. Así que era eso, dijo para sí mismo. En cierto sentido, era normal. Las ojeras asomando cada día a su cara y la delgadez aguda presagiaban que nada bueno ocurría.
—Gracias, pero todo está bien. —Se cruzó de brazos—. Quiero decir que me recuperaré. Sólo estoy pasando un mal bache. Podré con ello.
Minato sonrió con ganas.
—Seguro que sí.
Le dio una palmadita en el hombro y se marchó definitivamente de allí, dejándolo pensativo sobre lo que Minato acababa de decir. A decir verdad, él no estaba tan seguro.
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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )
Fanfic❝ Los Ángeles También Lloran (Adaptación Yoonmin) ❞ ¿Y si la vida te diera una segunda oportunidad? ¿Lo arriesgarías todo por volver a ser feliz o renunciarías a tu mayor anhelo en favor de los demás? ¿Cuántas veces se puede querer? ¿Existe un único...