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Yoongi quería que todo saliera a pedir de boca; había planeado esa cena en secreto durante semanas, y esperaba que la paciencia requerida hubiera merecido la pena. Lo había llevado a uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, y por fortuna, había conseguido que estuvieran solos.

Taehyung entró en el restaurante con cautela, como si no acabara de creerse que estaba allí. Inmediatamente después de notar su presencia, un atento camarero lo atendió con elegancia, pidiéndole que lo acompañara a su mesa, situada en el centro de la enorme estancia, con minuciosos detalles elaborados.

—¿Quiere tomar algo mientras espera al otro caballero?

Taehyung negó con la cabeza, así que el hombre se marchó después de una leve reverencia. Tenía la carne de gallina, y eran pocas las ocasiones en que conseguía ponerse tan nervioso. Aún no había señales de Yoongi por ninguna parte; le había enviado una nota con la dirección del restaurante y unas pocas palabras más para pedirle que estuviera allí a la hora señalada. Nada más, ninguna otra pista. Por eso se preparó a conciencia y acudió allí de buena gana, esperando verle aparecer de un momento a otro, mientras dejaba volar la imaginación y se recordaba en silencio una vez más lo afortunado que era por tenerle.

—¿Me permite sentarme, lindo joven?

Su elegante esposo vestido de esmoquin deslumbraba con su sonrisa. Yoongi estaba guapísimo, y Taehyung lo sabía. Le dedicó una cariñosa mirada mientras el mayor se inclinaba para besarle tiernamente en la mejilla.

—Estás completamente loco —susurró el menor.

—Lo sé, pero a veces me gusta correr el riesgo.

Taehyung miró en todas direcciones, cerciorándose de lo que veían sus ojos: no había nadie más. Las mesas contiguas así como las más alejadas estaban desiertas.

—¿Qué ocurre? —quiso saber Yoongi.

—¿Estamos solos?

—Sí.

—¿Pero cómo...? —Se dio cuenta antes de terminar de formular la pregunta—. ¿Has conseguido reservar todo el restaurante para nosotros?

—Algo así.

Taehyung se quedó con la boca literalmente abierta.

—¿Cómo lo has hecho? —preguntó.

—Un mago nunca desvela sus trucos, ¿no?


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La cena era exquisita y el vino que lo acompañaba todo desprendía un dulce licor inyectado en vena. La sonrisa cándida y esbelta de Taehyung irradiaba pura luz. Yoongi no recordaba haberlo visto antes de aquella manera, salvo en su boda. Estaba pletórico.

—Confiesa —susurró—. ¿A qué viene todo esto?

Yoongi le acarició la mano sobre el centro de la mesa.

—Quiero darte todo lo que esté a mi alcance. Quiero sacarte una sonrisa tras otra siempre que pueda.

—¿Desde cuándo tenías planeado algo así?

—El tiempo suficiente —susurró él.

—Pero ha debido de costar una fortuna...

—Taehyung, no pienses en eso —rogó—. Tú eres mi mayor inversión. Puedo gastarme hasta el último centavo sólo para ver esa mirada.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora