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La isla resplandecía; parecía sacada de un cuadro. Las olas rompían en las rocas y el cielo estaba despejado. La gran casa adquiría un tono diferente. El verde de los árboles daba la bienvenida. Apenas soplaba viento y eso sí que era toda una novedad.

—Es como si llevara años sin venir por aquí —susurró Jimin.

—Es que esa es la verdad —gruñó Taehyung.

—¿Y tu boda? ¿Y el mes anterior? No digas eso, me haces sentir mal.

—Era una broma, Jimin. No te lo tomes tan a pecho. Aunque tienes que reconocer que abandonaste esta casa hace mucho.

—No lo digas así. No la abandoné, simplemente me marché para vivir mi vida.

—Ya vuelves a hablar en pasado. Sí que te gusta vivir a base de recuerdos.

Sin querer, esa frase se convirtió en un golpe bajo. Trató de recuperarse un segundo después. Ese tipo de malos tragos iban a estar presentes en aquel día, así que no le quedaba más remedio que acostumbrarse.

Aparcaron el coche y entraron en la casa. Un silencio enorme la envolvía. Un agradable olor a flores recién cortadas inundaba toda la estancia.

—Ponte cómodo —apuntó Taehyung—. Estás en tu casa.

Jimin arrugó la frente, fingiendo haberse ofendido.

—Muy gracioso.

Con cautela e intentando mantener la calma, pasó al salón. Todo estaba como de costumbre, salvo por algunos detalles. Tenía grabado a fuego en su mente cada rincón, y por eso echaba en falta algunas fotografías.

—¿Dónde están las fotos que faltan?

Taehyung apareció segundos después.

—Oh, ya no están.

—Eso ya lo veo. ¿Qué han hecho con ellas?

—En realidad me las he llevado yo.

Su hermano mayor torció el labio.

—¿Adónde?

—A casa de Yoongi —admitió—. Quería llevarme algunos recuerdos allí. Darle mi toque personal, ya sabes.

Jimin asintió en silencio mientras un escalofrío le recorría la columna sólo por haber escuchado su nombre. Volvió a mirar toda esa gran estantería. Calculó mentalmente y enseguida percibió la ausencia de una imagen en especial.

—Te has llevado unas cuantas —susurró—. ¿También la del marco plateado?

—Sí, esa también. Quiero verte todos los días aunque sea en papel. —Se cruzó de brazos—. ¿Te molesta que me la llevara? Si quieres puedo devolverla a su sitio.

—Oh, no. Claro que no. Era simple curiosidad. —Ahogó un suspiro—. Me gusta esa foto.

—Y a mí.

Sin poder evitarlo Jimin imaginó la escena cruel a la que Yoongi fue sometido. Se imaginaba allí a su lado, observando todas esas imágenes sacadas a través del tiempo, cuando de repente el aire seguramente habría dejado de circular a través de sus pulmones. La sola idea le parecía espantosa. Debía haber sufrido un shock enorme al ver aquella fotografía en ese marco de plata; darse cuenta que el hermano de su novio era precisamente el mismo que le había roto el corazón años atrás. Un inmenso jarrón de agua fría por cada terminación nerviosa.

—Jimin.

La voz de Taehyung lo devolvió al presente.

—¿Qué?

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora