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Taehyung y Yoongi estaban en casa, escondidos en el dormitorio, mirando silenciosamente el techo, cercanos el uno al otro, bajo sábanas de color marfil.

—¿No sería conveniente que nos levantásemos? —aventuró Yoongi—. Debe ser tarde...

—¿De verdad crees que hay un mejor plan que quedarse todo el día en la cama?

Taehyung se acercó aún más y se puso encima de Yoongi, apoyando la cabeza en su pecho, sintiendo su lenta respiración.

—Esto es mejor de lo que creía...

—¿Te refieres al matrimonio?

—Si —confirmó—. Creí que sería algo demasiado grande, pero estoy encantado. Es... fabuloso.

Yoongi le acarició el pelo con los dedos.

—Me alegra oírte decir eso.

Se quedaron en silencio, abrazados. Ninguno parecía querer bajar de su respectiva nube, suspendida en algún lugar de esa habitación.

—No puedo pedir más —declaró Taehyung—. Tengo todo lo que necesito.

—¿Estás seguro?

—Pues claro. Contigo tengo más de lo que puedo imaginar.

Yoongi carraspeó.

—¿Y ya está?

—¿Qué es lo que se me escapa? —susurró el menor.

—Bueno, es evidente que algún día no demasiado lejano me gustaría despertar con las voces de algún que otro mocoso que se parezca a ti.

Taehyung sintió un pinchazo dentro del pecho, volviéndose de cristal.

—¿Qué?

—Nuestros futuros... hijos.

Incómodo, Taehyung se incorporó bruscamente.

—Ya... —Se mordió el labio—. ¿No crees que vas un poco deprisa?

Yoongi percibió una mirada extraña en los ojos azules de su esposo.

—Espera —susurró, incorporándose—. ¿Qué ocurre?

—Nada, sólo digo que te estás precipitando.

—¿Qué intentas decirme?

Taehyung se levantó y permaneció de pie, asimilando ese nuevo camino que estaba tomando la conversación.

—Tengo veinticuatro años, Yoongi.

—¿Y qué?

—¿Y qué? —repitió—. Soy demasiado joven para tener hijos. En realidad, es demasiado pronto para planteármelo siquiera.

—¿Y cuándo tenías previsto decírmelo?

—¿Decírtelo? —Puso los ojos en blanco—. Se suponía que estaba claro.

—Para ti, obviamente.

—Y también para ti. ¿Cuántas veces ha salido el mismo tema?

Yoongi sacudió la cabeza.

—Creía que no hablabas en serio.

Taehyung chasqueó la lengua. Sus ojos azules eran dos zafiros furiosos a punto de estallar en diminutas partículas.

—Esto es el colmo —bufó—. Entonces eso quiere decir que no te tomas en serio nada de lo que digo. Me estás diciendo que soy un crío.

—No he dicho nada parecido.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora