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No era el gran día pero como si lo fuera. Jimin tenía el estómago revuelto desde hacía rato, y apenas había podido terminarse el desayuno. Estaba claro que tenía un gran talento para somatizar sus emociones mentales.

Taehyung conducía el todoterreno de sus padres; al parecer disfrutaba conducir en ese vehículo en particular, haciéndolo sentir grande y poderoso por un momento. Se dirigían al este de la ciudad, donde los amigos de Taehyung, Hyeong y Yeong, los esperaban.

—¿Les caeré bien?

Sin apartar la vista de la carretera, Taehyung gruñó cariñosamente.

—Eres mi hermano, supongo que eso es un punto a tu favor.

—Lo digo en serio —masculló Jimin—. Ahora siento haberme ido el otro día... Pensarán que soy un amargado...

—Relájate, ¿quieres? Después de todo, creo que no te mereces el hermano que tienes. —Le sacó la lengua—. Les dije que te había surgido un imprevisto de última hora. A fin de cuentas, eso es algo muy común en tu rutina, ¿no?

Doblaron a la derecha y Taehyung paró bruscamente.

—Taehyung, deja de hacer eso. Parece que no sabes conducir.

—¿Qué quieres que haga? Es que es bastante difícil de controlar...

Unos golpes secos retumbaron en el interior del coche. Jimin dio un respingo. Miró hacia su ventanilla y vio una cara desconocida literalmente pegada al cristal.

—Bueno —espetó Taehyung—, creo que ya conoces a Yeong.

Jimin arqueó las cejas.

—Vaya, ¿son así de simpáticos todo el tiempo?

Se bajaron del coche y entonces Jimin pudo comprobar que su hermano seguía siendo aún un crío, ya que rejuvenecía todavía más cuando se juntaba con esos dos chicos, salidos de algún anuario de película. Hyeon parecía un chico sensible; de rasgos suaves y finos, cabello pelirrojo y sonrisa angelical. Yeong en cambio, poseía un encanto algo más posesivo, con más carácter; tenía unas graciosas pecas en ambas mejillas y cabello algo largo y castaño.

—Hyeon, Yeong, os presento a mi hermano Jimin. —Le dio un suave empujón—. Jimin, estos son mis dos grandes amigos, y futuros caballeros de honor* de mi boda.

—Hola, chicos —dijo con un hilo de voz—. Encantado de conoceros. Soy Jimin.

Como si se hubiesen aliado, los dos amigos de su hermano le estrecharon la mano con entusiasmo.

—Oh, vaya —dijo Hyeon—. Al fin te conocemos. Es un placer. —Lo observó con una expresión agradable—. Eres muy guapo.

Jimin no supo qué decir.

—Perdonadlo —se adelantó Taehyung—. Es un poco tímido al principio.

—Pues me temo que eso no funciona con nosotros —apremió Hyeon.

—Bueno, basta de perder el tiempo —instó Taehyung—. Hay mucho trabajo por hacer.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Jimin.

Sus ojos azules la atravesaron en un segundo.

—Bueno, como sabía que estabas tan ocupado, me he tomado la libertad de ayudarte a escoger tu traje.

—¿Traje para qué?

Yeong y Hyeon soltaron una risita al mismo tiempo.

—Espero que por tu bien, haya sido una broma —gruñó Taehyung.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora