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Taehyung se deleitaba con su propio reflejo en el espejo. Estaba encantado con su aspecto, y Jimin asentía mostrándose conforme.

—Aunque te empeñases no podrías estar más guapo.

Taehyung se giró, agradecido por el piropo de su hermano.

—Lo sé —bromeó—, pero tú no te quedas atrás. Sinceramente no me esperaba que aparecieras de esta guisa.

—¿Tanto te sorprende? Es el cumpleaños de mamá. Supongo que tenía que hacer una excepción.

—Desde luego, y eso le va a encantar. —Sonrió—. Mírate, estás hecho todo un príncipe.

—Yo no diría tanto.

—No, y por eso lo digo yo. —Le guiñó un ojo—. Estás precioso, lo digo en serio. Además ese maquillaje te resalta la mirada. No sabía que tenías unos ojos tan bonitos.

Ante tanto piropo Jimin puso los ojos en blanco. Nunca le había gustado ser el centro de todas las miradas.

—Vale ya de piropos. Ya sabes que no me gustan.

—Pues hazte a la idea. Mamá y papá no se van a quedar cortos.

El teléfono de Taehyung comenzó a sonar.

—¿Sí?

Jimin contuvo la respiración, tratando de ser valiente.

—Es Yoongi —susurró, y se alejó un poco para hablar.

El hombre de ojos verdes mantuvo la calma y comenzó a contar en silencio, hasta que los nervios volvieron a su cauce natural.

Al cabo de unos minutos su hermano volvió a la posición inicial.

—Era Yoongi.

—Ya me lo has dicho —susurró Jimin—. ¿Qué quería?

—Me ha preguntado si ya estabas aquí.

—¿Y él dónde está? ¿No va a venir?

Taehyung sacudió la cabeza.

—Sí, pero se reunirá con nosotros en el restaurante. Está un poco liado con el trabajo y no ha podido acompañarme para ir a buscarte al aeropuerto. Quería hacerlo, pero no ha podido ser.

Una punzada le recorrió el vientre.

—Qué considerado...

—No quiero tus ironías para referirte a él —gruñó—. Todavía está tratando de caerte bien. No entiendo por qué se lo pones tan difícil.

Esa sinceridad repentina le sentó fatal. Sentía rabia; no toda la culpa era suya.

—Me cae bien, Taehyung.

—No me mientas.

—No lo hago. —Tragó saliva—. Ya sabes lo reservado que soy. Me cuesta coger confianza y abrirme con los demás.

—Pero resulta que es mi marido. Es tu cuñado, por Dios. A veces tengo la sensación de que ni siquiera puedes aguantarle la mirada.

Había recalcado especialmente su posesión. Su marido, claro.

—Eso es porque no tengo confianza suficiente.

—Y no la tendrás si sigues esquivándole —bufó—. Dime que vas a intentar ser amable con él. Apenas nos vemos y siempre que coincidimos te muestras distante. Intenta cambiar eso por favor.

Desde luego iba a tenerlo complicado. Tenía en mente alejarse todo lo posible de él y ahora su hermano le pedía justo lo contrario. Demasiada mala coincidencia.

—De acuerdo.

—Dilo de verdad.

—Está bien, de acuerdo. —Torció el labio—. Lo haré.

Taehyung volvió a sonreír, sereno.

—Así me gusta. —Se frotó las manos y consultó su reloj—. Y ahora vamos, tenemos que irnos ya.

—¿Ya?

—Sí.

—Es pronto.

—No, ya no lo es. —Se puso su elegante chaqueta—. Tenemos que ir a la ciudad, y el restaurante no está precisamente a las puertas. Se tarda un buen rato.

—Vale, entonces vámonos.

Se dirigían a la puerta cuando Taehyung paró en seco.

—¿No olvidas nada?

—No.

—¿Estás seguro?

Molesto, Jimin meditó durante diez segundos. Iba a volver a dar una respuesta negativa cuando se acordó.

—Tengo mi bolso en mi cuarto —anunció—. En seguida vuelvo.

—Te espero en el coche.

Regañándose a sí mismo, subió las escaleras a la máxima velocidad que le permitieron sus piernas. Entró en su cuarto y agarró el bolso. Iba a desparecer cuando observó por última vez la ventana. Iba a verle sin ninguna ventana de por medio, eso sí que lo activaba por completo. Debía interpretar el papel de su vida, y desechar definitivamente esos sentimientos que no le habían hecho ningún bien.

Entró rápidamente en el coche.

—¿Listo?

—Sí.

Taehyung arrancó el motor.

—Última oportunidad.

—Taehyung, ya estoy en el coche —bufó—. Arranca de una vez.

Su hermano menor rió por lo bajo.

—Tengo que admitir que cuando te enfadas te pareces bastante a mí.

Jimin puso los ojos en blanco.

—No sé si debo tomármelo como un cumplido o una ofensa... 

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora