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El paraíso seguía estando en el mismo sitio a la mañana siguiente. Lo primero que Yoongi vio al despertar fue la dorada cabellera de su esposo. Todavía se estremecía al pensar en él con ese calificativo. Cuando lo veía se encontraba con un niño recién graduado en la vida, intuyendo que sabía todo cuando lo cierto es que no sabía nada de la vida y por desgracia tampoco sabía nada del amor. De eso podía estar bien seguro.

Había intentado dormir un poco pero las horas de la noche le acabaron desvelando a pasos agigantados. Se había empeñado en girar una y otra vez sobre el colchón, posando la mirada en la esbelta figura que dormía plácidamente a su lado. Harto de esperar algo que no iba a ocurrir, se levantó con cuidado para no despertar a Taehyung.

Decidió que no se alejaría demasiado, pero sí lo suficiente... Los primeros rayos solares estaban dibujando sombras sobre la pálida arena, rebosando energía magnética desde lo más alto de los despejados cielos. No se veía a nadie, así que se concentró en darse unos momentos para sí mismo.

Era evidente que tenía que aceptar lo que tenía entre manos, pero no estaba muy seguro de lo que tenía. ¿Un adolescente con un anillo en su dedo? Aparte de eso, poco o nada más se podía añadir. Y lo peor de todo es que comenzaba a darse cuenta en ese momento... No, eso no era posible. Las personas estaban hechas para equivocarse y él estaba gravemente equivocado. No podía... Mejor dicho, no debía tirar los últimos seis meses de su vida a la basura. No podía hacerlo aunque una vocecita de su pasado le gritase a todas horas que lo hiciera; no podía hacerlo porque quería a Taehyung. Es decir, sentía algo profundo por él. Era un joven precioso y con temperamento, pero en las entrañas sentía una punzada porque se moría del dolor al pensar en la verdad, al saber que su esposo jamás podría convertirse en ese otro hombre al que no había olvidado... Se sentía incomprendido, solo, aturdido, aterrado... Nunca había pensado en esa posibilidad, pero ahora no le quedaba más remedio. ¿Se podía estar enamorado de dos personas al mismo tiempo? Se suponía que al estar casado esa pregunta no tendría ni que existir, pero teniendo en cuenta las circunstancias...

Aún recordaba con exactitud el momento antes de casarse, cuando estaba en una habitación, mirándose en el espejo, preguntándose si en el fondo era eso lo que quería. Y entonces, como si los mismos dioses hubiesen hecho acto de presencia, el chico más bonito que había visto en su vida atravesó la puerta, mirándole a través del espejo, con el corazón a punto de salírsele por la boca. Ese traje azul lo catapultaba al mismísimo cielo, porque Yoongi supo al mirarlo que no podía existir ser más exquisito. Pero se dio de bruces cuando Jimin le soltó todo aquello. Sus palabras le dolieron, como puñales clavándosele en algún lugar del alma. «Haz feliz a Taehyung». Lo odiaba por haber sido capaz de decir algo como eso, pero también sentía profunda admiración. Era capaz de renunciar a sus propios sentimientos a cambio de ver a su hermano feliz. ¿Cómo podía dejar de sentir locura por él si cada cosa que hacía era más increíble que la anterior?

Perdió el juicio cuando decidió seguirlo la noche anterior a la boda. Aún no sabía cómo logró dar con él, pero se alegró de haberlo hecho. Si Jimin, si su Jimin hubiera subido al coche de ese tipo... Los celos le mataban por dentro, sobre todo al acordarse de ese amigo suyo... Hoseok. Vale, eran amigos, eso estaba claro. Pero también era evidente que entre ambos existía una química, una conexión que él no conseguía entender. ¿Ese hombre sentiría algo por Jimin? Si hubiera sido así, nada podía decir. ¿Qué podía decir? Él era el menos indicado, cuando confesaba entre líneas que quería a ese hombre adulto y responsable pero en lugar de fugarse con él hacía lo peor que podía hacer: casarse con su hermano.


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Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora