43

11 3 0
                                    


El silencio que le envolvía era increíblemente agradable; estaba solo y eso le venía bien para poder pensar en los últimos acontecimientos. Le costaba hacerse a la idea de la pequeña pero poderosa presencia del anillo en su dedo anular; se sorprendía al verlo brillar con intensidad, haciéndole saber que entrañaba un significado mucho más importante de lo que aparentaba a primera vista.

La puerta del estudio se abrió y alguien se materializó a poca distancia. Yoongi se dio la vuelta en la silla giratoria.

—¿Qué haces? —preguntó Namjoon, con una sonrisa deslumbrante.

—Creo que lo de llamar a la puerta antes de entrar no es tu fuerte.

Namjoon se encogió de hombros.

—¿Para qué está la confianza? —Sonrió de oreja a oreja—. Pero no me cambies de tema. ¿Qué planeabas hacer?

Yoongi se mostró reacio a confesarlo.

—Vamos, quiero saberlo. Sabes que tu secreto está a salvo conmigo.

—Si no tengo otra opción...

—Confiésalo —insistió.

—Pues... No sé, me he levantado algo pensativo esta mañana y he decidido... grabar un par de canciones.

Namjoon ladeó la cabeza, sorprendido.

—¿Y quién es el afortunado?

—¿Tú qué crees?

—Supongo que Taehyung, pero contigo nunca se sabe.

Yoongi frunció el ceño.

—Muy gracioso.

Namjoon dio unos cuantos pasos y se situó a su lado.

—Vaya, ya veo que el matrimonio no te ha arrebatado el romanticismo.

Yoongi puso los ojos en blanco.

—Nam, soy un recién casado. Sería preocupante que ya tuviera problemas con mi esposo.

—¿No los tienes?

—No.

Namjoon se llevó las manos al cuello, entrelazando los dedos por la nuca, estirándose por completo.

—Bueno, ya me lo dirás dentro de diez años.

—Si sigues trabajando aquí... —bromeó Yoongi.

Namjoon frunció el ceño, fingiendo enfadarse.

—Eso ha sido un golpe bajo, Yoongi.

—Bueno, supongo que son cosas que tienes que aguantar. —Arqueó las cejas—. No me gusta alardear de ello, pero recuerda que soy tu jefe.

—Recuérdame que algún día te denuncie por acoso sexual.

Yoongi soltó una carcajada inesperada, logrando que su cuerpo se relajara del todo.

—No eres precisamente mi tipo.

El móvil de Yoongi comenzó a sonar, interrumpiendo la conversación.

—Lárgate ya —susurró Yoongi—. Tienes que reunirte con el grupo que viene la siguiente semana.

—Cierto —dejó escapar Namjoon, al mismo tiempo que desaparecía.

El móvil seguía sonando pero Yoongi observó que lo llamaban con número oculto.

De repente, el corazón le dio una fuerte sacudida, pensando en las distintas posibilidades.

Los Ángeles También Lloran (ᴀᴅᴀᴘᴛ. ʏᴏᴏɴᴍɪɴ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora