74. FINALMENTE LA BODA (PARTE IV)

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Eduardo


Rebeca – la mujer frente a mi sonrió al escuchar su nombre y sin poder evitarlo, le devolví la sonrisa – Prometo ser paciente – inicie mis votos, haciéndola reír de inmediato - será un arduo trabajo diario, pero daré lo mejor de mí por que tenerte a mi lado será la mejor motivación de todas – la mire intentando mantenerme serio, sabía que Rebeca podría pasar de las risas a las lagrimas en cualquier momento y me preocupaba terminar igual – prometo serte fiel y estar a tu lado sin importar las circunstancias que debamos afrontar, seré el amigo en quien puedas confiar y el compañero con quien te puedas apoyar a pesar de tu manera tan independiente de querer hacer todo – Rebeca rodo los ojos en un gesto tan imperceptible que si no la hubiese estado mirando fijamente no lo hubiese notado ¿Qué voy a hacer con mi mujer? Sonreí con una idea en mente, tire de ella acortando la distancia entre ambos – seré paciente ¿Ya lo mencioné? – Rebeca me miro con una entremezcla de sonrisa y sorpresa – y seré un apasionado amante en mi rol de esposo – susurre secretamente en su oído; después de todo había menores en la ceremonia. Rebeca dio un paso atrás ruborizada pero claramente trataba de ocultar una sonrisa. El predicador se aclaró la garganta algo serio haciendo una seña para que prosiguiera con mis votos – Sabes que me gusta dar lo mejor de mi en lo que hago, y a partir de hoy me asegurare de seguir dando lo mejor de mi en mis nuevos roles como esposo y como papá. Gracias por permitirme ser parte de tu familia.

El oficial de ceremonia nos acercó los documentos que debíamos firmar para la acta de matrimonio, junto a los documentos de adopción.

– Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente, el tercer hilo de esta cuerda es Dios quien bendice este sagrado vinculo. Los declaro marido y mujer – concluyo el predicador, lo mire con una interrogación implícita a lo que el rápidamente respondió – Ahora sí, ya puedes besar a la novia.

Rebeca sonrió ante las palabras del predicador y sin perder tiempo se acercó a mí, sorprendiéndome al tomar la iniciativa, acuno mis mejillas entre sus manos y me beso posando sus labios sobre los míos por unos escasos segundos alejándose con una sonrisa.

Sonreí sintiendo una nueva calidez en el pecho, la mujer que sonreía traviesamente frente a mí era ahora mi esposa, mi mujer.

Tome su cintura evitando que se alejara de mí, atrapándola en un beso, uno largo como correspondía.

Atrapados en nuestra burbuja escuchaba como los invitados aplaudían a los recién casados, los músicos hicieron sonar sus instrumentos una vez más acompañando el momento.

Eres tú, solo tú

Qué importa el mundo entero

Si lo único que quiero, eres tú.

Lentamente nuestro beso se fue deshaciendo, mientras una sonrisa nos acompañaba. Pero no queriendo perder su calor mantuve mi brazo aferrado a su cintura.

Cuando nuestros padres se acercaron para felicitarnos, Tomi fue el primero en llegar junto a nosotros y con una sonrisa algo salada nos abrazó, acaricie su cabello mostrándole una de las copias del acta de adopción. Rebeca se agacho a su altura para abrazarlo, les deje unos segundos antes de unirme a ellos completando el abrazo familiar.

– Ahora somos legalmente tus padres – Tomi asintió ante mis palabras con los ojos bien abiertos intentando no llorar, puede que fuese muy maduro para su edad, pero seguía siendo un niño después de todo

– ¿Te acostumbraras a tu nuevo nombre? – le pregunto Rebeca.

– Por supuesto – aseguro nuestro pequeño – Tomás Redstone Rodríguez – sonrío con orgullo – Suena genial ¿No crees, mamá?

– Por supuesto

– El apellido Redstone siempre suena bien – dije con sobrado orgullo a lo que Rebeca se rio rodando los ojos.

– Yo me refería a mi nombre completo – aclaro suspirando como si mi ego no tuviese remedio.

Mi madre se nos acerco y abrazo a Rebeca emocionada

– Lo he cuidado por 30 años, ahora lo dejo en tus manos – soltó con la voz quebrada, Rebeca la mirada con una sonrisa enternecida

– Mamá – reclame atrayéndola – No exageres – la abrace, sabiendo que no seria mi madre si no viniese con el drama incluido.

Papa apretó mi hombro con su mirada de aprobación paternal y se fue a abrazar a Rebeca diciendo lo feliz que estaba

La madre de Rebeca fue la siguiente en abrazarme

– Bienvenido a la familia querido – me miro con dulzura pero sería agrego – no me falles – casi como una amenaza – ni pongas triste a mi hija

– No lo hare

– Muy bien – suspiro con una sonrisa dejándome para ir con su hija

– Ahora que mi hija me ha dejado sin opciones – se aclaro la garganta el padre de Rebeca – vamos a llevarnos bien – estiro su mano en señal de paz, y antes de que se arrepintiera cerrar el trato estrechado su mano.

– Claro que sí, suegrito – palmee su brazo relajado pero su mirada seria me detuvo

– Tampoco te pases – me advirtió, regresándome al incomodo lugar de antes

– No claro que no señor Rodríguez – el padre de Rebeca miro en otra dirección riéndose disimuladamente

– Te estaré observando – palmeo mi brazo con una media sonrisa, dejándome confundido.

– Hora de dar un paseo – la mano de Rebeca encontró la mía, y con un guiño me indico el auto que nos esperaba al final del pasillo.

– Vivan los novios – escuchamos mientras realizábamos el recorrido por el pasillo de la mano, bajo una lluvia de pétalos, confeti, y las felicitaciones de nuestros amigos e invitados.

Un auto nos esperaba en la entrada para dar un paseo antes de pasar a la recepción nos tomarían las fotos de boda. Luego de la recepción pasaríamos la noche en nuestra casa antes de irnos de luna de miel.

La mire sonriente mientras íbamos en el auto, pensando en todos los planes que tenia para nosotros durante nuestra luna de miel. Y también todos esos planes a futuro que ahora tenían una nueva protagonista.

– Te amo – bese la mano que mantenía atrapada entre la mía.

– Y yo a ti – se pegó a mi lado, rodeándose los hombros con mi brazo, sin soltar nuestras manos – te amo Eduardo. 



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HELLOU

Solo quería darles las gracias por sus comentarios, y palabras lindas... En estos tiempos de pandemia cuando el contacto es tan restringido, he aprendido a valoras todos esos mensajes a distancia más que nunca. Así que solo me queda darles las gracias por sus palabritas. 

PD: Ya solo queda nos queda el capitulo final. T-T Gosh, tampoco quiero que se acabe. Nos vemos en el final. 

Osh quiero, osh amo, osh adoro

Beth


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