Eduardo
– ¿Hola? – La voz de Rebeca a través del teléfono me hizo notar que apenas estaba despertando.
– ¿Te desperté? – le pregunté sonriendo
– Ya estaba despierta – la escuche moverse hasta cerrar una puerta – ¿Pudiste arreglar tu teléfono?
– Algo así, tuve que hablar a la compañía para mantener el número.
– Muy ejecutivo de su parte señor Redstone – bromeo
– Muy graciosa señorita Rodríguez
– ¿Qué haces llamando tan temprano? – me reclamo
– Que tal si te lo cuento mientras desayunamos.
– ¿Desayunar? ¿Estás aquí?
– Afuera – Rebeca colgó el teléfono y luego apareció tras la puerta con una sonrisa.
– Estas aquí – salto sobre mi cuando me tuvo cerca, rodeando mi cuello con sus brazos para atraerme a ella y besarme
– Hola hermosa – la salude con una sonrisa cuando se alejó de mis labios.
– ¿Qué te hizo demorar tanto? – me reclamo tiernamente, con un mueca.
<< Irresistible >> pensé con una sonrisa, antes de besarla. La abrace por la cintura levantándola, profundizando nuestro beso en el camino, mi corazón se aceleraba con el ritmo de nuestro beso, y cada segundo se volvía un reto el alejarme de ella. Sentía sus manos rozar mi barbilla como si fuera lo más delicioso de acariciar. Sus labios sonrieron sobre los míos.
– Eduardo estamos en la calle – susurro sobre mis labios – Podríamos saltar la comida e ir directo a por un postre – me sonrió provocativa.
– Solo quieres eso de mí – le reclame dejándola en el suelo y Rebeca comenzó con un ataque de risa frente a mí – Rebeca, soy más que solo un cuerpo perfecto –
– Tranquilo amor – se burló de mi pellizcando mi mejilla – Tu cuerpo no es lo único que me gusta de ti – me lanzo una inocente y sonriente mirada, escaneándome por completo justo antes de morder su labio sensualmente.
<< Mierda, esto no podía ser saludable para mi corazón >>
Rebeca comenzó a preparar el desayuno y aunque intente ayudarla en la cocina, luego de que los huevos se me quemaran en la sarten, termino mandándome a poner la mesa para el desayuno.
<< ¿Qué puedo decir? La cocina nunca ha sido lo mío >> Aunque la verdad, también me había distraído mirando el teléfono ¿Quién diría que se cocinan tan rápido los huevos revueltos?
Rebeca boto los huevos quemados y preparo unos nuevos en un dos por tres, mientras tanto yo ya tenía lista la mesa con las tasas y los platos y los servicios, y...
<< No sé si se deba poner algo más >>
Intente recordar como lo haría mi madre, pero todo en lo que podía pensar es que mi madre nunca me mandaría a poner la mesa.
<< La próxima vez llegare con el desayuno, lo puedo comprar en algún restorán y listo >> sonreí ante mi brillante plan. Pero cuando todo estuvo listo y Rebeca se sentó a mi lado para desayunar, la idea de un desayuno totalmente comprado ya no me pareció tan atractiva, puede que requiriese más trabajo, pero también había mucho más, algo de todo esto me hacía recordar cuando era niño.
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Cásate Conmigo
Lãng mạnTodo lo que quiere Eduardo es algo de paz, a pesar de la prensa, los socios de su empresa y su familia. Todo lo que quiere Rebeca es la custodia de su hijo, a pesar de la justicia que la califica como no apta. Los problemas de Eduardo se solucionar...