75. CADA DÍA POR EL RESTO DE MI VIDA (PARTE III)

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Rebeca 



– ¡Te conozco! Eres Eduardo, mi cuñado – La vos de Mimi mostraba claros signos de borrachera, mientras abrazaba a Eduardo por los hombros mirándolo con una sonrisa antes de reírse

– Ay Dios – suspire llegando junto a la zona del bar donde Mimi tenía su propio espectáculo. Osvaldo intentaba ayudar a Eduardo, pero Mimi lo empujo arrastrando un "déjame" Eduardo le hizo una seña de que estaba bien y simplemente le siguió el juego a mi hermana.

– Por que no me sorprende que apenas la menor hace un desmadre la mayor aparece para poner todo en orden.

– Félix – lo mire sorprendida – ¿Dónde has estado toda la noche?

– Sintiendo fuera de lugar entre tanta gente elegante – comento rascándose la cabeza, nadie imaginaria que un hombre gigantesco como mi amigo pudiese cohibirse con tanta facilidad – Hasta que Miriam se encargado de animar la fiesta – Bromeo.

– Ni siquiera yo pase tan desapercibida en tu matrimonio – le reclame, recordando como sin ser en ese tiempo la persona más sociable tuve que sonreír y conversar con gente no grata para mí.

– Lo sé, felicidades por cierto – me miro con una sonrisa – Finalmente te pusieron la soga el cuello.

– ¿Tú crees? Sinceramente no se quien se la puso a quien – bromee mirando hacia donde estaban mi hermana y mi marido, riendo como si fueran amigos de toda la vida. Mientras Osvaldo hacia todo lo posible por evitar que se Mimi se diera contra el suelo entre todos sus movimiento.

– Me alegra que encontraras un buen hombre que te acompañe – su sonrisa se tornó nostálgica – Todos necesitamos un compañero en el camino

– ¿Has conocido a alguien? – Lo mire indagando que pasaba por su cabeza, pero mi amigo negó cortando mis esperanzas.

– No – sonrió de lado – No es como que fuese ha encontrar a alguien entre mis herramientas y la ferretería. – se encogió de hombros, intentando cambiar el tono de la conversación sin mucho éxito. No quería verlo tan solitario, pero de alguna forma entendía que aún no estaba listo para avanzar.

– Te sorprenderías de lo que eres capaz cuando estás dispuesto a salir de tu zona de confort – le codee intentando seguir el tono relajado que había tratado de traer a la conversación – Mientras tanto... – un grito de Mimi termino con todo intento de discurso de superación atrayendo nuestra atención de regreso a lo que ocurría en la zona de bar. Mimi se rio escandalosamente antes de palmear la espalda de Eduardo, Javier había llegado el epicentro de todo solo para animar a mi hermana y tontear con Eduardo – mientras tanto deberíamos separar a ese par – rectifique mis palabras, ya encontraría el momento para hablar con calma – ¿No te he presentado a Javier? – sonreí con una solución – Javier – el aludido alzo la vista encontrándome sin problemas y en un par de pasos estuvo a mi lado

– ¿Qué pasa chaparrita? – se acercó sonriente

– Félix, te presento a Javier el mejor amigo de mi esposo – Félix extendió su mano en un saludo con un "que tal" – Javier te presento a Félix, mi mejor amigo de la infancia

– Wow, wo wo ¿Eres su ex?

– ¿Qué? – lo mire boquiabierta, sabiendo que los rumores de cuando estaba en secundaria no podían llegar tan lejos-

– Ya sabes, el que apareció hoy, pensando que Mirian era tu y ....

– No... no... - Dios, Javier era como una vieja cahuinera, ya se había enterado de todo – Ese es Erick, creo que se fue después de la ceremonia, no puedo creer que te lo haya contado tan rápido – Lo mire con los ojos entrecerrados sabiendo que Eduardo lo había soltado todo con su amigo, no lo culpaba yo hubiese hecho lo mismo, pero diablos es fue rápido.

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