Eduardo
– Estas muy callada esta mañana
– ¿Porque lo dices? – Alce una ceja ante su pregunta cuando Rebeca quito la mirada de su computadora para mirarme por unos segundos – Es solo tu imaginación – negó volviendo a sus asuntos.
– Comienzo a arrepentirme de haber traído tu computadora, has estado toda la mañana pendiente de ella y te has olvidado de mi – la vi arrugar el ceño ante mis palabras y por un segundo fui consciente de lo increíblemente ridículo que había sonado aquello, pero ya era demasiado tarde para devolver mis palabras. Rebeca me miro aguantando la risa a duras penas.
– Lo siento amor, tienes toda la razón – su respuesta tan cariñosa era casi sospechosa, pero verla cerrar la computadora y dejarla a un lado resultaba aún más, regreso a la cama junto a mi – ¿Qué quiere hacer? – me sonrió, acercándose a mis labios.
– Solo recuéstate a mi lado y descansa – la encerré entre mis brazos, girándola rápidamente pegando su espalda a mi pecho – no necesitas sobre exigirte demasiado, ya tendrás tiempo de trabajar cuando regreses a la oficina.
Sabía que Rebeca quería trabajar y ser de ayuda, pero aún debía descansar puede que ella se sintiera bien, pero aún le faltaba mucho para estar totalmente recuperada. Y de momento nada se sentía mejor que estar así junto a ella, respiré su aroma y cerré los ojos relajándome.
– Oye Eduardo – la escuché susurrarme, pero estaba tan relajado que apenas fui capaz de soltar un gruñido desde la garganta – ¿Estas nervioso por el juicio de hoy?
Su pregunta me despertó completamente y sin quererlo mi cuerpo se tensó con rapidez
– Es normal estarlo – se apresuró a tranquilizarme – Guillermo ha demostrado ser toda una pesadilla, pero sé que las cosas saldrán bien.
– También me gustaría creerlo, pero... – Guillermo era demasiado astuto y parecía tener gente que lo cuidaba, era la única forma de explicar que hubiese logrado escapar la primera vez, un hombre de su edad no lo hubiese logrado solo, y aunque Marcus había dado con un hombre que trabajaba para él dentro de la oficina algo seguía sin cuadrarme,
– ¿Pero? – la voz de Rebeca me alejo de mis pensamientos, pensamientos en los que me había sumergido sin notarlo
– Pero solo podre estar tranquilo cuando le vea con mis propios ojos tras las rejas.
– Pronto – Rebeca acaricio mis brazos que la mantenían aún atrapada, dio medio vuelta para quedar frente a mí, y nos miramos a los ojos – Promete que cuando esto acabe, nos olvidaremos de todo lo que paso y seguiremos con nuestras vidas – la mire en silencio pasando la yema de mis dedos por su mejilla – No quiero que sigas preocupado, persiguiendo cada sombra que aparezca tras de ti, ni que vivas esperando a que algo terrible ocurra, eso simplemente no es vivir – los ojos de Rebeca se aguaron de repente, pero ninguna lagrima salió de ellos – Cuando Guillermo este tras las rejas, todo esto se ira con él.
– Te lo prometo – tome una de sus manos y bese su dorso, lamentado haber preocupado a Rebeca con mis comportamientos tan erráticos.
Siempre había dado por sentado la preocupación y el cuidado que tenían mis padres el uno por el otro, pero ahora con Rebeca estaba aprendiendo nuevas caras de lo que era tener una compañera en tu vida, hacía años que había limitado mis relaciones a algo simples, rápido y superficial, creía que lo único que estaba evitando con el compromiso era amarrarme a alguien, de quien prontamente me aburriría, pero resulto ser que era mucho más que eso, habían tantas cosas más que me estaba perdiendo y si no fuera por Rebeca talvez jamás me habría dado la oportunidad de descubrirlo.
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Cásate Conmigo
RomanceTodo lo que quiere Eduardo es algo de paz, a pesar de la prensa, los socios de su empresa y su familia. Todo lo que quiere Rebeca es la custodia de su hijo, a pesar de la justicia que la califica como no apta. Los problemas de Eduardo se solucionar...