51. PROMÉTELO

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50. TU VOZ 

Rebeca

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– Es tan tierno cuando le dice papá, me impresiona lo rápido que Eduardo se ha adaptado a todo esto, estuvo cuidando de Tomi asegurándose de mantenerlo distraído, Tomi nos contó que estuvieron leyendo el hobbit

– Si, tu novio resulto ser todo un nerd – se burló Lau, y Mimi no tardo en secundarla acercándose a nosotras para unirse a la conversación.

– Sabia que no podía ser tan perfecto, apuesto a que si indagamos lo suficiente podríamos encontrarlo con algún disfraz o algo para burlarnos de él

– Seria genial, podríamos usarlo en tu boda Beca – propuso Lau

– Vamos chicas, no sean ridículas – las detuve – Eduardo sabe cuidar de su imagen, necesitaran ayuda de un profesional para lograr encontrar algo así de él.

– Tal vez no un profesional – me contradijo Mimi – tal vez solo necesitaremos ayuda de su hermana

– Realmente temo por el hombre que se meta con ellas – me murmuro Bea.

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– ¿Entonces doc.? – lo mire sonriente – Cree usted que ya pueda ir a casa

– Te veo bastante bien Rebeca, pero no apresuremos las cosas – me advirtió con simpatía – Estarás aquí por al menos uno o dos días más.

<< Rayos >> me lamente internamente

– Bueno, tenía que intentarlo – me encogí de hombros

– Recuerda que cualquier cosa debes simplemente llamarnos con ese botón, tu herida ha sanado bien pero no hay que dejar de cuidarla, eventualmente podrías sentir un algún tipo de dolor suave y punzante que podría considerase normal debido al traumatismo que sufriste, pero si este fuese constante o demasiado doloroso debes llamarnos ¿Entendido?

– Totalmente doc. – respondí asintiendo como si fuera una niña pequeña

– Muy bien chica de oro, es todo por hoy 

El doctor se despidió de nosotros para continuar con su ronda de la tarde, ya eran casi las seis y pese a no haber hecho mucho durante el día mi cuerpo comenzaba a sentirse cansado.

Mi padre ayudo a Tomi a subir a mi cama sentándolo a mi lado, y no tarde en rodearlo con mis brazos acurrucándolo a mí, y aunque Tomi se negó al principio temiendo pasar a llevar mi herida, cuando le mostré la herida en mi abdomen estaba del otro lado del que él estaba se dejó abrazar y se acurruco contra mí.

– Te amo hijo – le susurre – ¿Lo sabes? – Tomi asintió cerrando los ojitos, relajándose a mi lado

– Y yo a ti mami – me abrazo alzando la mirada, mis ojos comenzaban a pesar y mi respiración se ralentizaba de apoco preparándome para dormir un poco – Mami, no te duermas por favor – Tomi me movió suavemente remeciéndome un poco –

– ¿Por qué? – reclame abriendo un poco lo ojos para verlo, si por un momento creí que Tomi estaba jugando conmigo, en ese momento noté que no era así – ¿Que pasa amor? ¿Temes que otra vez no despierte? – Tomi asintió frunciendo levemente su ceño – Tranquilo cariño, ya no tengo los sedantes como antes ahora cuando duerma será como siempre, y al igual que tu despertare al amanecer – intente explicarle para tranquilizarlo.

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora