7. JUNTOS POR SIEMPRE, LO PROMETO

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Rebeca


- Buenos días - canturreo una vocecita mientras saltaba sobre mi cama - despierta mama, despierta, despierta - mantuve los ojos cerrados por un rato más, fingiendo estar dormida pero mi pequeño solo seguía saltando sobre la cama hasta que...

- ¡Ah! - gruñí fuertemente como si de un monstruo se tratara - ¿Quién osa despertarme?

- Yo - contesto orgulloso parándose como si fuera un superhéroe inflando su pecho.

Rápidamente de un abrazo lo derribe y ambos quedamos tirados en la cama, lo abrace manteniéndolo inmóvil mientras repartía besos por toda su cabecita

- Ya mamá - arrastro su voz reclamando.

- ¿Qué pasa? - lo solté un poco - ¿Acaso eres demasiado grande para ser regaloneado? - él se giró a verme y entonces le piqué con el dedo haciéndole cosquillas - ¿Porque no quieres regalonear? ¿Eh? - el solo reía, hasta un momento en el que sus mejillas se volvieron rojas y creí que le costaba respirar, me detuve y ambos nos quedamos mirando, estaba atenta a sus mejillas y a su forma de respirar y el parecía explorar algo en mi rostro, llevo su dedo a mi nariz y entonces lo que dijo me partió el corazón.

- Desearía que fuese siempre así, y vivir juntos por siempre - dijo con ensoñación y mi alma se fue al suelo eso era lo que yo más quería también, pero lamentablemente no podemos, ambos éramos conscientes de los hechos, pero intentaba que el viese el lado bueno de nuestra situación. En la granja - como llamábamos al hogar - podía convivir con más niños, y aunque no podía estar siempre con él, lo llamaba a diario y estaba en constante comunicación con las tías que los cuidaban.

Pero no es lo mismo compartir un par de días a la semana que vivir siempre juntos y mi hijo se daba cuenta de ello, el plan de Eduardo en estos momentos cobraba más sentido que nunca. Y si hasta hoy había tenido dudas en momentos como este tenía más seguridad que mi decisión - nuestra decisión - es la correcta, me casaría y podría adoptar legalmente a mi hijo, entonces nadie podrá separarnos.

-Desearías vivir siempre junto a mí, ¿No te separarías de mi para nada? -

- Para nada - asintió

- ¿Estarías junto a mi por siempre? - levante una ceja

- Juntos por siempre, lo prometo - respondió muy seguro y el pecho se me inflo de emoción.

- ¿Y para ir al baño?

- Pero mama, no me refiedo a eso - se llevó las manos a su cabeza frustrado mientras yo me reía de él.

- ¿Y me despertarías siempre así?

- Siempe - pronuncio adorablemente mal.

- Pues yo no quiero - arrugue el ceño

- Entonces no - corrigió rápidamente para luego dejar escapar una sonrisa traviesa - en su lugar, puedo rayar tu cara sin depertarte.

- Me despertaría antes que lo hicieras.

- Entonces tú también podias depetarme.

- Y entonces yo rayaría tu cara - atrape sus cachetes con mi mano y los apreté como un pollito.

- No - alego para luego escapar de mi agarre, para luego volver a saltar

- Tomi para - dije riéndome porque sus saltos estaban haciendo que rebotara un poco en el colchón. Intente atraparlo, pero el muy resbaladizo se escapó, intente dos más sin éxito, hasta que en mi tercer intento logre derribarlo, cayendo sobre mí, aplastándome.

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora