18. EN EL OJO DEL HURACÁN

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Eduardo




Tomi dormía profundamente en el asiento trasero del auto al igual que mi copiloto estrella Rebeca, aunque luego de encontrarnos con los paparazi no habíamos vuelto a detenernos, resulto ser que luego de una hora de tranquilo viaje pillamos un atochamiento donde estuvimos casi tres horas pegados, resulto ser que un vehículo quedo en pana en medio de la carretera y el que le seguía no alcanzo a frenar a tiempo chocándolo por detrás, el primer auto perdió el control y se pasó a la otra fila donde se estrelló contra el bandejón central, todo eso provoco que dos de las tres pistas quedaran fuera de uso en otras palabras un cuello de botella de donde acabábamos de salir, para nuestra fortuna solo quedaba una hora de camino si es que no aparecía otro imprevisto en el camino.

Busque alguna estación en la radio para mantenerme despierto al menos aún quedaba un par de minutos de sol es el horizonte, Rebeca a mi lado se removió un poco acomodándose, en eso mi celular comenzó a sonar.

- Diga – conteste sin siquiera mirar quien llamaba.

- ¿Eduardo Redstone? – consultaron desde el otro lado. Aleje el teléfono de mi oído intentando reconocer el número que aparecía en pantalla, pero no lo logre, por lo que decidí gravar la llamada

- ¿Quién habla? – pregunte seriamente, bajando el tono de mi voz.

- El quien no es tan importante como el para qué – respondió, dudé un poco de su tono misteriosos, pero finalmente respondí.

- Usted dirá –

- Soy fotógrafo de farándula – se presentó – estaba a punto de vender una buena colección de fotos donde el protagonista era usted y una morena, pero la revista Rumor me ha dicho que están en procesos legales con usted por lo que no se arriesgarían.

- Es bueno saber que finalmente están entendiendo.

- No crea que ha ganado tan rápido míster. Estaba por llamar a la televisión, pero he decidido hablar primero con usted, pues tengo un par de fotos donde aparece un niño y talvez usted esté interesado en comprarlas antes que se las venda a alguna cadena de televisión – apoye por unos segundos mi celular entre mi oreja y mi hombro, llevando el auto a una orilla de la carretera para estacionarlo allí, pues la conversación acababa de ponerse interesante.

- ¿Cómo puedo estar seguro que cumplirá con un acuerdo que estamos llevando a cabo por teléfono?

- No lo estará, solo le resta en confiar en mi palabra – explico – pero si desea puede gravar nuestra conversación.

- Es lo que he estado haciendo

- Bien, así están las cosas tengo 23 fotos vendibles, la mayoría son de usted y la morena, pero hay un par en las que aparece un pequeño.

- ¿Qué hay del resto de las fotos?

- Las he eliminado

- Comprare todas las fotos en las que aparece el pequeño –

- Son ocho –

- Listo, ahora solo quedan quince –

- Supongo que no habrá problemas en que venda estas

- Espere – lo detuve – deseo proteger la identidad de ella, por favor elimine todas las fotos de ella en las que se puedan distinguir sus facciones.

- Eso será más complicado, soy un buen fotógrafo, casi todas son buenas tomas.

- Solo selecciónelas.

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